Durante estos días, trágicos para muchos, oscuros e inciertos socialmente, las redes sociales nos han mostrado un ejército de majaras, en el que están, desde tu buen amigo, al adversario feroz o al cuerpo interesado por maniatar los cerebros de las masas, sometidas a la manipulación de la guerra psicológica.
Los parti-insanos de la memez nos han tratado de nublar, hacer reír o encorajinar: con fotitos de Pedro Sánchez con los pantalones caídos, junto al siniestro sátrapa de Marruecos, con faldas y a lo loco; al niñito Putin, acunado por Hitler y Stalin, la trinidad del crimen colectivo; a un ufano Abascal conduciendo un camión; al caballero hispano andalusí a caballo abanderado. Nos falta un comic de la multiplicación de los panes y los peces, maná de circunstancias, para tanta chifladura en la Nube.
En nuestro acervo cultura andaluz, siempre decimos, -"si el andaluz canta algo malo lleva en la garganta"; he vivido insignes duelos y hasta familiares, dónde no ha faltado su nota de humor, sus simples relatos han aliviado el llanto más compungido, anécdotas.
Al mal tiempo buena cara, pero de eso al abuso de los carotas, va un cielo. Los graciosos de turno del clic, lo único que demuestran es que frente a sus pretendidos memes ideológicos, en sus cerebros abundan una caverna de sombras pero carente de ideas.
Estamos en momentos difíciles, ojalá no nos lleven a situaciones más lamentables que, ni siquiera podamos lamentar. Son tiempos de fortalecer nuestros instintos de convivencia y animar nuestra esperanza, propender al diálogo para alejar la violencia y los desencuentros evidentes.
Lógicamente el señor de la guerra, quiere aumentar la falsedad; los adversarios políticos quiere sustituir con chanzas y dibujitos el discurso que ennoblece; los propios quieren estigmatizar lo ajeno. Tanta idiotez, sirve al ejército de los borregos, su rechazo inteligente, es caminar hacia el difícil encuentro, el de la paz, no la silenciosa de los cementerios.
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