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Patxi López, un paso al frente

Los más ocasos del banquillo de militantes del PSOE, hemos vivido con la amargura del padre que prefiere la muerte, antes de ver el dislate de sus herederos, por los bochornosos avatares que los socialistas hemos exhibido públicamente, sin pudor, y mínimos de conciencia política. Ni que decir tiene, nos aumentó el disgusto al ver como algunas de las estrellas que lideraron nuestra generación, pronunciaban indiscreciones, medias verdades o vete tú a saber, añadiendo leña al fuego, o prendiendo la mecha.

Algunos ya se ganaron nuestra desaprobación por lo de la puerta giratoria; otros con los que avanzamos con vértigo de progresistas novedosos, ya tuvieron la suerte de que el Partido era un remanso dónde campaba el silencio de los corderos, cuándo extraviaron nuestra política por la estabilidad presupuestaria, cambiando el artículo 135 de la Constitución.

Desde ese observatorio privilegiado que nos da el banquillo, que no de los acusados, vivimos con cierta alegría el desarrollo de aquellas primarias que ganó Pedro Sánchez, como comprenderán, algunos en nuestra intimidad le dimos la confianza o aceptación, a pesar de los resultados, primero por la herencia recibida y segundo, porque ningún líder de la corta tradición constitucional española, se ha tenido que enfrentar a dos elecciones generales en tan breve plazo, sin haber madurado su opción en la oposición, más de cuatro de los que nos han precedido estuvieron en salazón dos legislaturas, jugando al acoso y derribo.

Tener edad de padres, y abuelos, y sentirnos huérfanos políticos, es una extraña situación, algunos, muchos de ellos tránsfugas que fueron bien acogidos en nuestra militancia, pusieron el huevo en el nido de al lado, tránsfuga eres y en tránsfuga te has de convertir, pero hay otros que fuimos modelando nuestros ímpetus juveniles en las esencias de la cultura socialista española, para los que cambios que nos ofrecían las nuevas izquierdas, ya los habíamos vivido de frente, de lado y de cualquier manera, y más cuándo personajes como Anguita, y su odio al PSOE, se convierten en oráculo de Pablo Manuel.

Buscábamos con el oído pegado al suelo, en el tropel de nuestras caballerías desbocadas, mayormente en las redes, la mano que pudiera sujetar tantas bridas sueltas, y la verdad que estábamos al punto de la desazón, convocados a otro beligerante cara o cruz en las primarias. Pero al anunciar la candidatura Patxi López a la secretaría general, he sentido ese algo de que han vuelto los míos, sin pensar que los otros no lo fueran.

Patxi ha dado un paso con frente, con un socialismo mamado, un partido vivido, dónde los adjetivos al socialismo que profesamos, no tienen otros añadidos que los de poner la libertad, la democracia, el respeto a los derechos humanos y la lucha contra los excluidos y la pobreza por bandera. El hijo de Lalo, conoce nuestras entretelas, y lo que hay que coser se cose, lo que hay que restañar se restaña, y lo que hay que cortar se corta con la mejor cirugía.

A veces, viendo a Trump cumplidos los 70, y tantos longevos gobernantes, y viendo algunos de nuestros presuntos candidatos a las primarias, me pregunto si los españoles no estamos pagando la novatada de acortar los ciclos vitales de nuestros políticos.

 

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