Las noticias que rodean a los ciudadanos no dejan de sorprendernos hasta el extremo de poder exclamar que estamos "pasmaos".
Se ha celebrado, día 12 de junio, en los jardines del Triunfo o de la Inmaculada, en Granada, una convivencia ciudadana que junto con miembros de la comunidad musulmana han celebrado el fin del mes del ramadán. Según foto aparecida en la prensa se ha realizado el correspondiente rezo, por el rito musulmán. Para el alcalde de Granada se enmarca dicha celebración dentro de unas jornadas de convivencia en la que han participado ciudadanos de todos los credos y con la finalidad de que en Granada prevalezca la tolerancia y el respeto hacia cualquier cultura. La tolerancia y el respeto frente a otras culturas no se practica en los países islámicos, en España si.
Lo que habría que fomentar es ese tipo de convivencia ciudadana en los países de confesión islámica para comprobar si la tolerancia y la generosidad nuestra la tendrían en esos países no solo hacia los cristianos sino hacia los ateos, agnósticos, anti religiosos o gais y lesbianas. Nuestra tolerancia y generosidad está demostrada. Este bondadoso acto de comprensión hacia una celebración musulmana, en un lugar donde está enclavada la Inmaculada Concepción, advocación importantísima dentro de religión católica, se produce días después de que en nombre del islam se produjeran los siguientes atentados:
El 23 de mayo en Manchester, donde en nombre del islam se produjeron veintidós muertos.
El 3 de junio otro atentado en Londres, en nombre del islam, causó siete muerto, entre ellos uno español y dos australianos.
El 8 de junio se enfrentaban la selección de futbol de Australia y de Arabia Saudí, con ocasión de los mundiales de Moscú. En el minuto de silencio, por los asesinados en el atentado, el equipo de Arabia Saudí no respeto el minuto de silencio que se guardo por los que fallecieron.
En los atentados realizados en nombre de la confesión religiosa islámica han muerto occidentales. Han muerto cristianos. Y con toda seguridad han podido morir ateos, agnósticos, creyentes o anti religiosos.
En occidente la libertad ofrece esas opciones. No somos confesionales. Somos libres. Esa es nuestra grandeza. Y a veces pienso que nuestra sociedad nos hace libres, también, para ser cobardes.
Una vez más su imposición: rendir homenaje a los muertos en silencio no forma parte de la cultura saudí. Sin embargo cuando cualquier occidental viaja a esos países de confesión islámica hay que acatar sus normas y principios como por ejemplo quitar las cruces de las camisetas oficiales de nuestros equipos de futbol o cubrirse las mujeres el pelo con un pañuelo.
Y una vez más la cesión de unos políticos de un lugar emblemático de Granada para una celebración religiosa. Esa religión a la que se ha cedido nuestros Jardines del Triunfo es la misma por la que se reivindica los atentados en occidente.
Confundimos los términos. Es hora de exigir la correspondiente reciprocidad en el respeto a los derechos ciudadanos que los miembros de esa cultura islámica disfrutan en España, y en occidente en general, y de la que careceríamos, los occidentales, si nos desplazásemos a esos países.
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