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Lenta justicia

Visito con excesiva asiduidad los juzgados, por trabajo, para cubrir y contar casos de corrupción, de violencia de género, accidentes de tráfico. Y lo que constato es que la instrucción suele ser diligente, rápida a veces, acelerada por los acontecimientos otras y, según el juez y la complejidad del caso, extraordinariamente lenta.

Véase el caso Astapa en Estepona, 12 años de instrucción, 94 investigados y un mundo de tiempo invertido que hace olvidar lo ocurrido y que cuando se juzgue, tal vez muchos de los entonces imputados, ahora investigados, queden absueltos de los delitos de los que se les acusaba.

Lo digo porque hoy he vuelto a ver la cara de Marisol Yagüe, la que fue alcaldesa de Marbella tras la moción de censura a Julián Muñoz, los últimos estertores del Gilismo. A Yagüe, procedente de prisión, se le acusa de utilizar material municipal para reformar su casa, además obras realizadas sin licencia. Pues estos hechos datan de 2004, 13 años después y varias condenas en la espalda de la efímera regidora se juzga este simple caso.

Y a esto me refiero, no puede ser tan lenta la justicia, no se puede dilatar tanto en el tiempo un caso. He visto como en otras causas los investigados han fallecido y las culpas van al muerto, caso Malaya y sus derivados.
La culpa y la responsabilidad era de Jesús Gil, el soniquete que se oía de todos los acusados, yo firmaba lo que me decía el alcalde...

No puede ser tan lenta e injusta la justicia cuando alguien sale absuelto por imputaciones que han sido calumnias o injurias, o hechas con mala fe. El honor queda dañado durante todos esos años y la mancha es ya muy difícil de borrar. La lentitud de la justicia no es buena para nadie.

 

[cabezon name="José Palacios" designation="Periodista " img="pepepalacios" /]

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