A finales de los años 70, en el barrio de Torre Baró, en Barcelona, un vecino llamado Manuel Vital protagonizó una lucha ejemplar por el derecho al transporte público. Vital, conductor de autobuses y sindicalista, reclamaba incansablemente una línea que llegara hasta su barrio. Sin embargo, el Ayuntamiento de Barcelona aseguraba que era inviable. Cansado de negativas, decidió actuar: mientras cubría su ruta habitual con la línea 47 entre Plaza de Catalunya y La Guineueta, desafió las restricciones y llevó el autobús hasta Torre Baró, haciendo visible una necesidad ignorada. Gracias a su perseverancia y la movilización vecinal, la línea de autobús terminó llegando al barrio, marcando un hito en la lucha ciudadana por los servicios públicos.

Han pasado décadas desde aquella historia, pero las reivindicaciones por el transporte público siguen siendo necesarias. Salvando las distancias y el contexto, los vecinos de El Borge y Almáchar vivimos una situación similar: seguimos sin transporte público, a pesar de ser una necesidad urgente. El pasado 27 de febrero, más de 200 personas nos manifestamos para exigir soluciones. Como resultado, los alcaldes fueron convocados a una reunión con la Delegación de Transporte, pero esta ha sido aplazada ya en dos ocasiones.
Nuestra lucha tiene dos objetivos claros: recuperar la ruta por Benamocarra y ser incluidos en el Consorcio de Transportes del Área Metropolitana de Málaga. La falta de transporte público no es solo una incomodidad, sino una barrera para el desarrollo, el acceso a servicios básicos y la calidad de vida de nuestros vecinos. No podemos permitir que esta demanda quede en el olvido.
Es paradójico que, mientras la Junta de Andalucía solicita al Gobierno de España un proyecto tan ambicioso como el tren litoral, que sin duda es una infraestructura necesaria y beneficiosa, el transporte público, que es su competencia directa, siga presentando graves déficits. Esta situación demuestra la urgencia de atender las necesidades básicas de movilidad antes de embarcarse en proyectos de mayor envergadura.
Desde los ayuntamientos, con el respaldo de vecinos y vecinas, seguimos firmes en nuestra exigencia. Esperamos que la reunión aplazada finalmente se celebre y que nuestras voces sean escuchadas. La historia de Manuel Vital nos demuestra que la perseverancia da frutos. Nosotros también estamos dispuestos a seguir adelante hasta que el transporte público deje de ser un privilegio y se convierta en un derecho garantizado para todos.