Desde 2005, el Ogro de Bakú (azerbaiyano), no mueve piezas ni para enseñar a los chavales del Deep Blue. Los que nos emborrizamos desde la perestroika de sus causas políticas, seguimos sus cuitas de vocero esencial en oposición a Putin; nunca me pude parar a averiguar sus textos de ajedrez, pero “Cómo la Vida Imita al Ajedrez”, durante años, fue mi libro cabecera. Ahora desde el Talent Arena del Mobile World Congress (en barcelonés, qué sé yo); con los discretos movimientos de su trato como terrorista VIP en occidelandia, perseguido por el ukase (una fatuilla en arabesco) del Zar del Kremlin; -es injusto y criminal el trato que recibe de su enemigo-, aunque la cosa estando en tablas pase, pero ante la amenaza democrática de un maestro universal del tablero, el presidente exkagebista puede sueñe amenazado por uno de sus jaques mate en cualquier momento.

La visita a Cataluña, le ha facilitado espacio, para que nos diera su ración de Geopolítica, con la clarividencia y detalle que, solo los grandes, pueden apreciar de todos los movimientos de sus adversarios en la Casa Blanca y en la pirámide moscovita. No deja títere con cabeza y la de Trump, la trata como la de una marioneta al servicio de su jefe Vladimir. Leyendo el libro de la Premio Nobel Svetlana Aleksiévich, el “Homo Sovieticus”, podía colegir las inquinas y razones de la autora sobre los nuevos kosomoles, ataviados de demócratas; pero la pasada de Míster Gari K es de peligro, comparando a la actual Rusia a la Alemania nazi de 1943, o la España franquista de 1960.
Leí y sopesé con mucha atención sus declaraciones, pero coincide que la escuela de Ajedrez que fundamos en el Ayuntamiento de Málaga, me la inauguró Karpov, dándome un jaque benevolente en la partida inicial, todo fue gracias a la amistad con nuestro director, anteriormente su entrenador, Thamas Georzhade: por lo que mira por dónde puedo jugar a dos bandas.