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El carril trinchera

El alcalde malacitano levantó las torres “martirícas” en la idea de dinamizar un barrio como La Palmilla; hay que tener y dar mala sombra para argumentar de esas hechuras, pero después de ver y oír legiones de disparates por tierra, mar y aire en plasma, Red, onda y patios, no está de más que una autoridad con bastón de mando y de experiencia, se arme de un dislate para justificar nuestras penitencias urbanas. Los paisanos con paraguas prêt-à-porter del chino, vamos preocupados por otras contingencias locales e internacionales, para buscarnos un bujío dónde estar protegidos de las balaceras palmilleras o marbellís, o de los drones fantásticos que prevén la supuesta escalada bélica que de avecinarse nos fulminen.

 La Guerra Fría enseñó al escolar soviético y yanqui, a tener unos programas para prepararse ante un ataque nuclear; las sorpresas en caliente en La Palmilla y Puerto Banús, no han previsto que los munícipes habiliten un carril trinchera; aunque ahora con la decisión de la Unión Europea de gastarnos 800 mil millones en armamentos, para dotarnos de nuestros tirachinas frente al Kremlin, se me trabuca que lo que sobre de los fondillos europeos, será para poner saquitos terreros en cualquier esquina que se precie. La cosa no es para tomárselo a broma y bramarle a Trump, pero ese es el arancel que nos ha colocado por cuatro años el electorado USAdo.

Mis amigos me mandan bromitas sobre el simpar gasto bélico europeo, con carros eléctricos o híbridos; pero desde hace días a los que ahorraron les invito a que se lancen a la carrera a comprar acciones de las empresas armamentísticas; ya se hincharon con la desgracia de la Pandemia los reyes de la Bolsa en las industrias farmacéuticas; en fin como conozco a pocos con ochavos guardados, mejor buscarnos un techao del Metro en obras, por si las moscas.

 

Curro Flores

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