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Matones de tres al cuarto

Lo transmitido por las cadenas de televisión estadounidenses desde la Casa Blanca es vergonzoso para cualquier ciudadano cualquiera que sea su país o credo. Es la nueva versión de los reality show, en versión política. Pienso que tenemos que  partir de la base de que quien trata de humillar a otro se siente inferior a la persona a quien trata de humillar, y la escena era propia del típico acoso en el recreo de patio de colegio. El matón de turno, Trump, que con sus gestos y frases, “hoy viene más elegante”, dirigiéndose a la prensa, trata de amedrentar al que es objetivo de su ataque: Zelenski, presidente de una nación invadida por Rusia, presidida por Putin. En la reunión está también JD Vance, vicepresidente de EEUU, que como todo aquel que no lleva la razón eleva el tono de voz, hasta el extremo que Zelenski, le invita a que hable más bajo. 

Otro periodista presente, logicamente de la cuerda de Trump, le vuelve a preguntar a Zelinski, por su vestimenta. El matón y dos adlateres. El objetivo de la reunión parece que no era otro que el que Zelenski firmara un acuerdo de paz en blanco como agradecimiento a lo que EEUU hasta ahora ha invertido en Ucrania, con lo que Trump se cobraría todo lo gastado por Joe Biden en la guerra. El cobro lo realizaría Trump con los derechos de explotaciones de las denominadas tierras raras de Ucrania, dejando a Putin el control del territorio invadido, en su totalidad o parcialidad, según interés del invasor, es decir de quien ha infringido las leyes internacionales, convirtiéndose desde el momento de la infracción legal en un delincuente. La presunción de inocencia es difícil mantener en situaciones como estas ya que no solo ha traspasado las fronteras sino que ha disparado misiles causando miles de muertos.

Sinceramente, no puedo ser equidistante en una situación como esta y menos tras el lamentable espectáculo. Defiendo a Zelenski y a Ucrania. Su país ha sido invadido por una fuerza extranjera, Rusia, que tiene objetivos imperialistas con respecto a Europa y que no ha sido reprobada en su actuación por el matón que hoy es el presidente de EEUU, sino todo lo contrario: ha dado a entender que la culpa es de el país invadido y de su presidente: Zelenski. 

El matón Trump parece como si le estuviera haciendo parte del trabajo al presunto imperialista Putin. Es como si le estuviera diciendo “déjame, que te voy a allanar el terreno”. Voy a engrandecer mi país aunque para ello tenga que destruir el resto del mundo. 

¿No será que el temor a China, que ya vende más vehículos en Europa que América le hace montar al matón Trump estos espectáculos para tapar su miedo? 

Los matones siempre prefieren pisar al debíl que ayudar a que se levante.

A todo esto, la vieja Europa trata de recomponer la postura y las ropas que durante tantos años no ha necesitado componer. La vieja Europa lleva años, sentada en salones diciendo lo bueno que hay que ser en la vida, el bien que hay que hacer a los demás y que las armas no son necesarias para vivir. La vieja Europa está acostumbrada a que siempre ha cogido el teléfono y ha dicho: ve tú, que yo no puedo. Bien, parece que ahora nos ha llegado la hora, quizá, en el peor de los momentos. Nuestra sociedad es de cristal y nuestras costumbres no recogen los conceptos necesarios para implantar el sistema de defensa necesario para vivir sin EEUU y frente a Rusia.

Invadir un país es fácil, mantener la ocupación es difícil. La historia demuestra que el invasor siempre tiene que salirse del país invadido siendo su coste humano muy superior al del país invadido. Esperemos que Europa no deje que se repita la historia que parece que ha olvidado.

 

Fernando Guerrero

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