Vivimos tiempos de zozobra y desesperación.
Mientras nuestros vecinos en Álora, Cártama, Benamargosa, o nuestros compatriotas en Valencia continúan quitando barro de sus casas; padecemos un Gobierno más preocupado en subir impuestos que en ayudar al honrado pueblo español. Más preocupado en su reparto de sillones en Radio Televisión Española que en destinar todos los recursos posibles a quienes, ahora, más lo necesitan. Más ocupado en dimes y diretes con el PP, en casos de corrupción y en materia de competencias, que en depurar responsabilidades. Un Gobierno corrupto dedicado a crear fango, en lugar de quitarlo.
Desde VOX, ya avisamos de que lo peor de Sánchez estaba por llegar y lo estamos viendo.
Como dice Santiago Abascal, presidente de VOX: “Soportamos un Gobierno criminal, culpable por inacción de la tragedia humana y material que ha supuesto la riada. Y en VOX no vamos a olvidarnos de los que lo han perdido todo”.
¿Qué más tiene que pasar para que muchos españoles abran los ojos?
Si algo ha demostrado el devastador paso de la DANA es el estado fallido de las autonomías y sus mensajes cruzados, inoperancia y excesiva burocracia. La incompetencia de quienes nos gobiernan, al igual que la falta de empatía de este Gobierno con un Sánchez sin escrúpulos que manifiesta: “ Si necesitan ayuda, que la pidan” mientras oíamos mensajes desgarradores de madres que habían perdido a sus hijos y veíamos imágenes de niños con escobones.
Un Gobierno con una ministra de defensa que grita a los afectados y que usa el ejército para su protección, en lugar de haber hecho todo lo posible por enviarlo desde el minuto uno. Por no hablar de Marlaska y de Ribera. Contra todos ellos, VOX ha interpuesto una querella por homicidio imprudente y omisión de socorro en la DANA.
Nuestro apoyo y solidaridad a las víctimas, nuestra gratitud a servidores públicos y voluntarios quienes han dado un gran ejemplo, pero es el momento de exigir responsabilidades.
Estos días estamos escuchando: “El cambio climático mata”. Lo que mata, oiga, es el fanatismo climático. Mata derribar barreras fluviales y no construir las necesarias infraestructuras hidráulicas. Mata no socorrer, no enviar ayuda ni aceptar la ayuda internacional, no limpiar los cauces de los ríos; lo que mata, oiga de nuevo, son las políticas ecologistas, en las que PP y PSOE están alineados.
Y lo digo con total concreción porque en la comisión de Objetivos Desarrollo Sostenible, de la que soy miembro en el Congreso, PP y PSOE votan lo mismo, al igual que en Bruselas el 90% de las veces.
Un PP que con sus votos permite que Teresa Ribera sea vicepresidenta primera del nuevo Ejecutivo comunitario. Lo que evidencia, una vez más, que el PP sigue siendo el balón de oxigeno de Sánchez.
Y con indignación veo que no ha aprendido nada tras las fatídicas consecuencias de la DANA en la que cientos de personas han perdido la vida y millares, lo han perdido todo. Al PP no le fue suficiente regularizar 500.000 inmigrantes ilegales, repartirse jueces y las mesas del Congreso y Comisiones o sillones en RTVE con el PSOE. Ahora, premian a un miembro del Ejecutivo, al que hay que sentar en el banquillo, con un puestecito en Bruselas.
Estamos ante el Gobierno más corrupto moral y económicamente; el de la ley de amnistía, las mordidas, tráfico de influencias y las maletas de Barajas. Que comercia con la prosperidad de los españoles. Lo ha vuelto a demostrar esta semana en el Congreso con el llamado paquete fiscal y con un falso decreto de ayudas que ha dejado fuera a Málaga y que tendrá el mismo efecto real que el que tuvo para los afectados por el volcán de La Palma. Que, tres años después, siguen viviendo en barracones.
Y ante este Gobierno, hay dos opciones:
Una oposición total y frontal, en los tribunales, en las calles y en las instituciones.
O una falsa oposición, que se escandaliza públicamente, pero que se reúne con el autócrata corrupto en La Moncloa.
Ahora más que nunca, hay que ser oposición real. Ya está bien de que nos tomen el pelo a los españoles.
Millones de españoles lo reclaman, hartos de traiciones, de abandono, de corrupción, de ruina y miseria, de dogmatismo y de odio a España.
Nosotros no le tendemos la mano a Sánchez. Lo demostramos con las dos mociones de censura, votando en contra de sus decretos trileros, con querellas en los tribunales, no apoyando su reparto de sillones en las instituciones, señalando -sin tibiezas y con indignación- sus tropelías y corrupción y con nuestro trabajo diario.
Nosotros se la tendemos al honrado pueblo malagueño. Al honrado pueblo español. Y por ello, seguimos trabajando en las calles, en las instituciones y en los juzgados para que, por fin, 'el 1', Sánchez, acabe en el banquillo y los españoles podamos volver a las urnas y recuperar nuestra libertad y nuestra prosperidad. Que así sea.