Puede que haya llegado la hora de la verdad que no es otra hora que aquella en la que las mentiras se derrumban. Santa Teresa de Jesús decía que la verdad padece, pero nunca perece. En principio, sabemos lo que va a ocurrir. El gobierno en su totalidad cargará contra el testigo incomodo. Como si se tratase de algo que hay que aprobar por unanimidad todos acusaran al testigo de delincuente. Hemos de tener en cuenta que o lo hacen o pierden sus sillones pues son todos cómplices de los actos de su presidente por omisión de denuncia y aprovecharse de cuantas circunstancias les hayan favorecido a los miembros del gobierno para mantener su perversa complicidad.
La comparecencia del día veintisiete de este mes tiene, tras las declaraciones del testigo incomodo, mas interés. Veremos una vez mas con asombro la soberbia serenidad del presidente Sánchez que sin inmutarse hablara de las noticias feak y las mentiras de un delincuente, así como de la conspiración de la extrema derecha que pretende obtener beneficios mintiendo. Fíjense, lo va a acusar de lo mismo que Pedro Sánchez esta haciendo desde que llego al poder. Mentir, mentir y mentir. La mentira tiene un recorrido corto, dicen que las mentiras tienen las patas cortas, y que la verdad siempre prevalece. Ante tanto fango. Ante tanta mentira. Ante tanta porquería este político avenido a presidente de España tendría que abandonar su puesto. Ahora comprendemos el retiro de cinco días para meditar. Ya lo vamos comprendiendo mejor.
Es cierto que en ocasiones hemos dudado del triunfo de la verdad. Existe tanto mal en nuestra sociedad que parece que los buenos o normales somos una especie a extinguir. O a lo mejor no es que exista tanto mal en nuestra sociedad, sino que los que lo usan causan mas perjuicio que quienes se apartan del mal. A fin de cuenta el mayor amigo de la verdad es el tiempo y su mejor compañera la humildad. Ninguna de estas dos cosas acompaña a nuestra sociedad. La inmediatez, con desprecio al tiempo necesario para hacer, entender, comprender y ayudar, es lo que manda en una sociedad en las que el exceso de soberbia prevalece sobre sobre cualquier virtud humana. Lo quiero ya, y tu te callas.
Decía Winston Churchill que la verdad es incontrovertible. La malicia puede atacarla, la ignorancia puede burlarse de ella, pero al final la verdad está ahí.