En toda democracia la agilidad verbal y jurídica de los representantes del pueblo enorgullece y hace sentirse seguros a los ciudadanos de una forma de gobierno en la que se reconoce y respeta como valores esenciales la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.
Basta seguir algunos debates de nuestro Congreso de los Diputados, donde reside la manifestación democrática de la voluntad popular para darse cuenta que el pueblo no está representado y muchos menos sus intereses defendidos.
Baste recordar la votación para el control de TVE. Fue lo único que se aprobó pues se hacía en beneficio de unos cuantos, no en beneficio del pueblo que en ese momento ya había empezado a sufrir los efectos devastadores de las inundaciones de Valencia.
No queda ahí la altanería de un presidente nefasto para nuestra España. En vez de enviar de forma inmediata cuantos medios tiene el presidente de una nación para ayudar a los ciudadanos victimas de una catástrofe, en conferencia de prensa el día dos de noviembre tiene la osadía de decirle al presidente de la Comunidad Valenciana “que si necesita mas recursos que los pida”. Obvia su responsabilidad como presidente de la nación española cuya obligación es ayudar a todos por igual cualquiera que sea su ideología, sexo o religión. Pero para el sanchismo la implantación del muro ideológico ha de construirse cualquiera que sean los motivos.
Aprovecha el sanchismo y sus medios afines para difamar a todo y todos los que cambien el relato que el régimen sanchista trata de transmitir a la ciudadanía, entre otros que los violentos son siempre de extrema derecha, no digamos si atacan a miembros o vehículos de su comitiva.
El ciudadano piensa que el sanchismo se aprovecha de cualquier circunstancia para triunfar. Entre otros la desgracia de valencia. Pero no. No es así. Al final el pueblo triunfara frente a una pareja de progres que pretende imponer una dictadura, que dicen de izquierda, pero que es del peor capitalismo que pueda existir: el presupuesto de una nación como la española administrado por sus asesores para beneficio propio. Con eso compran voluntades y destruyen cualquier pilar de la democracia. Lo hemos visto en la comparecencia de la ciudadana Begoña Gomez en la Asamblea de Madrid. Se ha acogido al derecho de no declarar y a argüido que se trata de una simple conspiración política. Veamos quien compra o vende a esta nación:
Como ejerce la Sra Gomez de profesora de universitaria, sin serlo.
Como consigue ser la directora de una cátedra sin titulación.
Como pudo dirigir unos masters de los que por su falta de preparación y formación podría haber sido alumna.
Como logro crear una cátedra con unos fondos en importe muy superior al de otras catedras.
Como se presentaba en los diversos congresos como licenciada en Marketing y Dirección de Empresa, sino lo era.
Una batería de preguntas que dejaban en evidencia la abusiva actuación de la cónyuge del Presidente Sanchez, apoyada por su marido, cualquiera que sea el campo en el que se ha movido desde su llegada a la presidencia.
En la comparecencia de la Sra. Gomez inquieta al ciudadano la serena pasividad de la compareciente en la seguridad de que todos los poderes que puedan acusarla están perfectamente controlados por el gobierno que preside su marido.
Decía Sócrates que “Cuando el debate está perdido, la calumnia es el arma del perdedor”