Cuando se habla de la ocupación ilegal, se producen controversias sobre cual es la solución para un problema en continuo crecimiento y que afecta de manera devastadora a aquellos pequeños propietarios que, sin medios económicos, deben hacer frente a años de espera y de gastos para finalmente encontrarse, en la mayoría de los casos, con una propiedad destruida que tienen que rehabilitar.
Para solucionar un problema, lo primero es asumir que existe y lo siguiente identificar qué es, y por qué se produce, empezando por determinar si se trata de una causa o de una consecuencia.
Desde hace más de quince años esta lacra, se ha instalado y perpetuado en las costas malagueñas, pero, ¿por qué esto es así?, ¿a quién beneficia?, ¿es una causa o es una consecuencia?
El problema de la ocupación en todo el litoral malagueño, es claramente una CONSECUENCIA, de una serie de factores interesados que, la alientan y la cronifican.
Es una CONSECUENCIA de la actividad del narcotráfico, que busca la degradación de los pueblos y ciudades, creando guetos que faciliten sus negocios. Uno de los ejemplos más claros, y que conozco de primera mano es Manilva, donde si recuerdan, hace unos meses se incautaron once lanchas neumáticas, atadas unas a las otras, muy cerca de la orilla.
Manilva, se ha convertido en un centro operativo del narcotráfico, donde las bandas criminales campan a sus anchas, con un negocio perfectamente repartido. Por un lado, la Mocro Mafia, que traslada la droga desde las costas de Marruecos, a las costas manilveñas, por otro lado, los Clanes Españoles, que recepcionan esa droga y la distribuyen. Todo ello, en un entrono que, a base de la degradación de las urbanizaciones, mediante una ocupación ilegal y dirigida, consigue que los vecinos legalmente instalados, tengan que malvender o incluso abandonar sus viviendas, y de esta manera agrandar la zona de confort de sus bases operativas.
También es una CONSECUENCIA de una inmigración ilegal, absolutamente descontrolada y permitida, movida por las mismas mafias del narcotráfico que, en muchos de los casos y aprovechándose de la necesidad, trasladan a estos inmigrantes a zonas ya deprimidas, facilitándoles la entrada ilegal a las viviendas, eso sí, previo pago del importe que les quieran pedir y estas personas puedan pagar, e incluso dándoles un contrato falso de alquiler.
Igualmente es una CONSECUENCIA, de la inacción de las administraciones locales y autonómicas que, ante los problemas de los ciudadanos, prefieren mirar para otro lado.
Siendo cierto que actualmente las leyes estatales protegen de manera inexplicable la ocupación ilegal de viviendas, también es cierto que, la mayoría de los ayuntamientos,
no tienen voluntad política para dar pasos que dificulten la vulneración del derecho fundamental a la propiedad privada.
En Andalucía la Ley 7/2021, de 1 de diciembre, de impulso para la sostenibilidad del territorio de Andalucía, otorga a los ayuntamientos facultades para tomar medidas sobre aquellos edificios, que no son atendidos por la propiedad en cuanto a rehabilitación y mantenimiento, normalmente grandes tenedores, cuyas propiedades terminan siendo ocupadas de manera ilegal, pero lamentablemente son pocos los ayuntamientos, que implementan esta ley, es más en algunos casos, ni la conocen.
Pero sin lugar a dudas, la principal CONSECUENCIA vine dada por la dejación de funciones del Gobierno de la Nación, en la defensa de nuestras fronteras, el desmantelamiento de unidades policiales expertas en el narcotráfico y, el “laissez faire et laissez passer” que de manera cómplice mantiene con Gibraltar, paraíso fiscal por todos conocidos.
Esta falta de actuación y por otro lado de complicidad, está poniendo en serio riesgo la seguridad de los españoles y la operatividad de los servicios públicos. Un Gobierno que intenta justificarse con un falso buenismo, detrás del que se ocultan intereses que esperemos algún día conocer.
Por último y muy importante, también es la CONSECUENCIA de una sociedad que normaliza lo anormal, que está adormecida sin capacidad de reacción y a la que parece que nada le afecta lo suficiente como para cuestionarse su propio criterio.
Es importante recordar, que cada voto es responsabilidad única y exclusiva de la persona que lo deposita en la urna, después, las consecuencias, buenas o malas derivarán de ahí, y lamentablemente, creo que se está votando por impulso y sin una idea formada, más bien parece que el sentido del voto vaya dirigido, a que no gane el contrario y no a buscar lo mejor para crecer y avanzar en el buen camino.
La política ya no va de derechas o de izquierdas y quizás nunca debería haber ido de eso, pero desde luego en estos tiempos, la política tiene que ir de la mano del sentido común, si queremos dejar a las generaciones futuras, un país donde poder vivir con seguridad, prosperidad y garantías.