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El malentendido mexicano

El pasado día 1 de octubre tomó posesión como nueva presidenta de los Estados Unidos Mexicanos para los próximos seis años la física e ingeniera Claudia Sheimbaun Pardo, lo cual constituye un hito en la lucha por la igualdad de género en un país cuya cultura popular solía realizar cantos de alabanza al “mero, mero macho” y donde el índice de feminicidios es uno de los más altos del continente americano.

Sin embargo, la toma de posesión de la nueva mandataria mexicana se ha visto deslucida por la decisión de no invitar a la ceremonia al rey Felipe VI de España, quien al ser el Jefe del Estado español tiene como función la de representar a este país europeo en dichos acontecimientos.

El motivo del desplante, según la propia Sheinbaum, es la no contestación de una carta que el presidente saliente, Antonio Manuel López Obrador, había enviado al monarca español en 2019 pidiendo una disculpa por “los agravios causados durante la conquista de México”. 

Ante esta misiva nunca hubo una respuesta oficial, aunque su contenido se hizo público, llegando la Cancillería española a comentar que "la llegada, hace 500 años, de los españoles a las actuales tierras mexicanas no puede juzgarse a la luz de consideraciones contemporáneas. Nuestros pueblos hermanos han sabido siempre leer nuestro pasado compartido sin ira y con una perspectiva constructiva, como pueblos libres con una herencia común y una proyección extraordinaria".

Si bien es cierto que un grupo de aventureros españoles capitaneados por Hernán Cortés logró en 1521 someter al imperio mexica en su búsqueda de gloria y riqueza, esto solo pudo ser posible gracias al apoyo de los miles de guerreros tlaxcaltecas, principalmente, pero también totonecas y de otros pueblos tiranizados por los mexicas quienes los exprimían con sus impuestos y periódicamente, durante las “guerras floridas”, los hacían prisioneros para arrancarles el corazón en los sacrificios masivos realizados en el Templo mayor de Tenochtitlán en honor de las divinidades mesoamericanas.

También cabe anotar que aunque la conquista de lo que luego se llamó el Virreinato de la Nueva España se llevó a cabo en nombre del rey Carlos I, al principio no se le pidió su consentimiento, y que fue uno más de los acontecimientos que se produjeron en el marco de la expansión colonial de todas las potencias europeas de aquel entonces. Por lo que este hecho histórico no puede verse con los mismos ojos ni medirse con los mismos parámetros de las sociedades actuales.

El sinsentido común

Pedir rendición de cuentas a la Corona española sobre algo que aconteció hace cinco siglos, equivaldría a exigirle a la actual presidenta de Italia, Giorgia Meloni, que se disculpase porque las legiones romanas arrasaron los castros donde habitaban los pueblos celtas en el norte de España, o a que la Unión Europea exigiese al gobierno de Kazajistán que pidiese perdón porque Atila y las hordas de los hunos saquearon Europa en el siglo V.

Pocas dudas caben de que detrás de este craso error diplomático se encuentra la orden directa del ya expresidente López Obrador, quien siempre ha sido amigo de gestos y acciones de cara a la galería para desviar la atención de los asuntos que realmente son importantes: como el grave problema de seguridad en su país ocasionado por el narcotráfico, el éxodo de sus compatriotas pobres en busca de un futuro mejor al otro lado de la frontera o las malas condiciones de vida en las que todavía subsisten los pueblos autóctonos, como los chiapanecos, a quien el fundador del partido MORENA dice  defender.

Rectificar es de sabios, y la presidenta Sheinbaum siendo una reconocida y brillante académica seguramente lo hará. Al fin y al cabo es innegable el mestizaje que une a España y México, teniendo en cuenta que, se quiera o no, todos los mexicanos y mexicanas son hijos e hijas de esa historia de amor protagonizada por Hernán Cortés y quien fuera su cicerone, consejera y compañera de aventuras: la indígena doña Marina. 

Luis Gabriel David

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