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Dónde ha ido la familia tradicional

Ojo, no me refiero a lo que estos progresistas consideran una ñoñez. Papa, mama y los hijos. Me refiero a algo mas importante como lo que una familia de papa, mama y hijos transmite y representa en la sociedad. En las familias de papa, mama y hijos existen una serie de principios que hoy nuestros políticos cacarean pero no hacen nada para que se implanten en nuestra sociedad. Es mas, tratan de destruirlos. El esfuerzo del padre y la madre para criar a sus hijos, inculcarles a sus hijos la necesidad de cuidar de sus enseres, que deberán ser heredados por sus hermanos pequeños, no me refiero a fincas ni pisos, sino a las cosas de uso diario como la ropa y los libros, la necesidad de compartir desde la habitación hasta los elementos de estudio e incluso con el tiempo los amigos. La obligación de saber que se  tienen que comer cuanto haya en el plato pues existen niños que no tienen para comer. Saber que ayudándose unos a otros la prosperidad se consigue antes.

Jesús, el de Nazaret, ya lo dijo:”Creced y multiplicaos”. Pero algo ha ocurrido en nuestra sociedad que la consideración de la familia, y la de los hijos en particular, ha cambiado mucho. En este sentido baste recordar que el crecimiento de mascotas por habitante es superior al crecimiento de nacidos.

Así, por comunidades autónomas, Asturias es la región en la que hay un mayor número de perros por niño (3,3), seguida de Galicia (2,2) Castilla y León (1,9), Aragón (1,9), la Comunidad Valenciana (1,7), Extremadura (1,5), Canarias (1,5) y Andalucía (1,5), que es la última comunidad por encima de la media (1,4).

Parece que se está haciendo realidad lo que en 1997, el economista estadounidense Lester C. Thurow publicaba en un artículo en el periódico El Pais en el que afirmaba que “la familia tradicional” estaba en proceso de extinción. “El ‘individualismo competitivo’ crece a expensas de la ‘solidaridad familiar’. El ideal es ‘elección’, no ‘ataduras’. En el lenguaje del capitalismo, los niños han dejado de ser ‘centros de beneficios’ y han pasado a ser ‘centros de coste’. No pudo este economista vaticinar mejor lo que en la actualidad está ocurriendo. La pregunta que deberíamos hacernos es para quien trabajamos hoy si nuestra sociedad carece de relevo generacional. Me refiero al relevo  generacional humano. Decimos para los demás que vienen. No para mis hijos, el que lo tenga, si no para los hijos de otros de cultura distinta y religiones dispares  y que consideraran la natalidad un acto esencial en su formación. Ellos no consideran a sus hijos como elementos de coste pues nuestra sociedad se los subvenciona frente a trato diferente hacia los hijos de nuestros progenitores. Es necesario formar parte de una de las múltiples tipos de familia que en nuestra sociedad existe para acceder a algún tipo de ayuda. Lo dicho por Lester C. Thurow el individualismo competitivo crece a expensas de la solidaridad familiar. O lo que es lo mismo, el yo tengo mas que tu, frente vamos a jugar con el juguete que el año pasado le compraron a mi hermano.

Fernando Guerrero

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