Fue el pasado viernoes cuando aterrizó la ministra de Vivienda por Málaga; doña Isabel Rodríguez, y dejó caer a don Francisco de la Torre, su deber de “prohibir” los pisos turísticos, hasta que los que sirven los vinos y los espetos puedan tener un sitio para vivir, más que menos, pero corrijo en paisano, sírvase “cerveza Victoria, malagueña y exquisita”. Era una buena contestación al cuento y tanto de culpas que desparrama nuestro primer edil al gobierno autonómico y central, cuando la realidad le señala como culpable en última instancia de la tremenda falta de viviendas alcanzables para la población que las necesita. Sirva el gesto de la ministra Rodríguez, para finiquitar polémicas y ponerse les acusades, más el aventador de las mentirijillas, manos a la obra, para que cundan las viviendas sociales tanto como los nuevos mamotretos que opacan el horizonte malagueño, al gusto de “OPaco y sus amigos”.
Aunque el despacho de licencias urbanísticas lo tiene hecho unos zorros, por lo que crece en nuestros solares y las previsiones en las que andamos envueltos, el desgobierno del alcalde, pone toda su diligencia en el mercado de los pudientes y esos fondos buitreros que dañan tanto el medio ambiente y nuestras vistas, como sus parientes los cuervos en el festín de los olivares. Amén de la inercia malagueña, en la que han cristalizado todos los agravantes para el sin vivir; resulta que la excelentísima Von der Leyen, en su retoma de posesión como presidenta de la Comisión, ha lanzado una promesa de más enjundia social que todas las cuitas de sus menesteres: -“hacer un plan europeo de viviendas asequibles”.
La crisis del ladrillo destrozó la economía y llevo a la ruina a millones de ingenuos en todo el mundo, pero dejó la herencia viciada, ahora doña Von y todos los fondos de UE que se puedan, hay que disponerlos para hacer una política económica en viviendas que se salga de la Bolsa para ganar vidas.