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La final: caos en el Hard Rock Stadium

El pasado mes de mayo la plataforma audiovisual Netflix estrenó el documental “La final: caos en Wembley”, en el cual se narra a y analiza lo ocurrido durante el último partido de la Eurocopa de 2021 en Londres, cuando la selección inglesa se enfrentó a la italiana por hacerse con el trofeo continental de balompié. 

En aquella ocasión la “fiesta del fútbol” se convirtió en una verdadera pesadilla, debido a que miles de seguidores violentos (hooligans) del equipo local asaltaron el estadio de Wembley con el fin de poder acceder al recinto sin poseer la correspondiente entrada. Una verdadera batalla campal se produjo entre las fuerzas de seguridad y los alcoholizados hinchas anglosajones, la cual se prolongó incluso después de finalizado el encuentro, puesto que el anfitrión fue derrotado en la tanda de penaltis ante el combinado italiano.

Y después de lo acontecido el pasado 14 de julio, en el marco de la final de la Copa América 2024, es posible que la productora Netflix esté valorando la posibilidad de realizar un segundo documental titulado: “La final: caos en el Hard Rock Stadium”.

Este escenario deportivo polivalente situado al norte de la ciudad de Miami, con capacidad para 65.300 espectadores y donde se ha llegado a jugar la Super Bowl del fútbol americano, fue el elegido para disputar la final de la última edición de la Copa América. Y tal como ocurrió hace tres años en la capital inglesa, en esta ocasión centenares de seguidores colombianos, ataviados con la camiseta de su selección intentaron entrar por la fuerza al estadio sin haber comprado la entrada (cuyo precio no bajaba de los mil dólares), enfrentándose con la policía que tuvo que emplearse a fondo para contenerlos, ocasionando grandes destrozos y obligando a retrasar hora y media el inicio del partido.

La selección colombiana de fútbol, considerada la mejor del torneo, logró proclamarse como honrosa subcampeona del mismo, obtuvo el premio al Fair Play (Juego limpio), mientras que James Rodríguez fue distinguido como mejor jugador del certamen. Sin embargo, los actos vandálicos cometidos esa parte de la afición ensuciaron la buena imagen del fútbol y la nación colombiana. 

A lo anterior, hay que agregarle el nefasto comportamiento del presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún, cuando intentó saltarse los controles de seguridad del estadio y agredió a un agente del orden mientras exclamaba chulescamente: “usted no sabe quién soy yo”. Esto le valió al dirigente deportivo colombiano ser arrestado y salir de prisión mediante el pago de una fianza de 2.000 dólares.

Por una parte, el comportamiento inexcusable del máximo representante del balompié colombiano debería tener como consecuencia inmediata su dimisión o forzada destitución, y por otro lado se hace necesaria una campaña educativa entre la sociedad colombiana para concienciar a la ciudadanía de que fuera de las fronteras todos los colombianos y colombianas son “embajadores del país”, manteniendo la imagen de gentes cívicas y honradas que es en la realidad la mayoría, y no proyectando un vergonzoso espectáculo de “turbamulta envilecida” como el que se vio en los dos últimos partidos de la Copa América.

Tanto la inmensa colonia colombiana residente en Estados Unidos, como sus connacionales que viven en Colombia, se encuentran profundamente abochornados por el comportamiento sociópata de esa minoría sobre la cual afirman contundentemente que no les representa. 

Luis Gabriel David

Profesor y periodista

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