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El naufragio de mi sufragio

Me ha sido triste cambiar el titular; pero antes de entrar en dolamas, mi felicitación a Francisco de la Torre y a sus compañeros de filas, más lo de la Costa, por su triunfo electoral.

He sentido el naufragio de muchas elecciones municipales, desde que Pedro Aparicio no encabezara la candidatura a la Casona del Parque, a veces, lo del ya lo sabía, tranquilizaba mi desanimo de perdedor ausente. Lo vivido ayer noche, me despejó el sueño, pero me incendió vigilia.

Los que fuimos despedidos, por la selecta fórmula de nuestro ordenamiento partidario, con la edad aproximada de nuestros actuales dirigentes y candidatos, pasamos al olvido como el Pueblo Blanco en la inspiración de Serrat; muchos de nosotros con el hato perdido de las labores previas al edil idilio. Fue mucha la Transición para algunos.

Teníamos razones para vencer, pero al convencer, hemos sido menos capaces que el adversario. No es tiempo, ni a las personas, por nuevos, les pudiera guardar cualquier tipo de reticencias, la vieja añada lo madura todo. Pero la situación de la debacle noctambula del 28 de Mayo, me convoca a decir que mi Partido, acá y acullá, necesita un revulsivo como el aguardiente alemán.

Poco hay que animar a nuestra familia, para pasar de la calma chicha a la contienda, la historia más pasada y reciente nos avala en debates sonoros y cambios estridentes en nuestros órganos de dirección. Aunque ya de más mayor, me disgustaría dar esa ventaja a los de enfrente.

No sé cuantas jornadas de reflexión y conciliábulos hemos vivido, posiblemente más que de acción, los resultados están a la vista. Demasiado entrenamiento y poco acontecimiento. La realidad les impone a algunos compañeros, el deber del paso atrás, para que sin prisa, pero sin pausa, podamos cambiar el puente de mando y tratar de mejorar el rumbo, para evitar los naufragios de nuestros futuros sufragios.

Curro Flores

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