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De altos vuelos

Vivir unas municipales, amén de rememoraciones personales y aspirar a la EXPO2027, la de “La era urbana: hacia la ciudad sostenible”; no hay quién me sostenga pensando en el tiempo perdido por Paco, para tenernos discutiendo sobre la falta de viviendas sociales y su afición a jugar al viejo monopoly con el Puerto y los solares del deseado bosque urbano. Debe ser mucha su megalomanía para insistir en retener el bastón de mando.

Así que como el Málaga juega a la oca, ojalá tire y le toque para mantenerse en Segunda. A mi chispa de patrioterismo localista, le ha sacado la estima del alcorque seco, Mr. Carlos García Galán, ingeniero malagueño, controlador de vuelos de la NASA.

No dejo de acordarme de Pedro Aparicio que, cuando nos motivaba con sus aspiraciones para nuestra ex Ciudad del Paraíso: ponía especial acento en cultivar los valores de la investigación, la creación, la cultura y los mejores oficios de nuestros vecinos; sobre nuestras excesivas artes en el jolgorio y el capirote penitente.

Con paciencia las ideas calan y aquellas quimeras, sujetas a Picasso, la Generación del XXVII y pocas cuentas más para eruditos de archivos; van tomando cuerpo en nuestra Universidad, nuestro Parque Tecnológico con sus pujanzas diarias. Pero el paisano Carlos García, no su homónimo José, con su excelsa cocina en su restaurante de nuestro Muelle; sus fogones los dirige al espacio desde la Estación  norteamericana, volando hacia la Luna.

Me ha enriquecido su entrevista en un medio local, durante su aterrizaje en Málaga, camino de su periplo selenita europeo; su currículo le sirve para estimular a nuestras soñadoras hornadas juveniles, con su “sí se puede”. Como por más cultivo llego a las metáforas, me quedé alunado con los proyectos Artemi y Orión en los que trabaja; tanto como cuando me aparece en la pantalla del ordenador, una ventana imprevista que, me ponen en guardia de que estamos vigilados, por los malos o por los cobrones.

Carlos quería ser astronauta, más alto vuelo que las gaviotas de las farolas, hoy es de esos orgullos, para que brindemos entre turistas en la Casa el Guardia, porque a nuestro honorable Míster, el Sol no lo baña de sequía, mientras la Luna lo ha inundado por el amor a altos vuelos.

Curro Flores

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