El primer paso para demostrar una madurez democrática es hacer uso del derecho de voto y cambiar el gobierno cuando la voluntad ciudadana lo crea oportuno en las elecciones legalmente establecidas. Esto no tendría más importancia en cualquier democracia, pero en la de España la cosa es bastante diferente. Ya sabemos España siempre ha sido diferente. Es probable, o mejor dicho, seguro, que nuestra democracia es la única en la que cuando ganan los que no se denominan de izquierda, aunque sea por mayoría absoluta, el pueblo se echa a la calle. Me refiero al pueblo minoritario. Ese pueblo extremo que no le importa quién gobierne según voluntad popular, pero que lo único que desean es que gobierne su ideología aunque sean una minoría.
Es entonces cuando debe aparecer el ejercicio de madurez democrática apoyando incondicionalmente el resultado de las urnas y no dejarse amedrentar por quienes favorecen las algaradas callejeras en contra de la voluntad democrática del ciudadano. Los primeros síntomas del escozor de esa izquierda que cacarea que es progresista, siendo realmente dictatorial, ya lo estamos sufriendo no admiten el probable resultado de las encuestas y pintorrean y ensucian las fachadas de las sedes del Partido Popular y del Partido Socialista. Es un aviso a ciudadanos. Además en la cadena del gobierno, la Ser, Pablo Iglesias no ha tenido reparo alguno en manifestar hacia esos alborotadores y vándalos su máxima admiración al estar demostrando una generosidad enorme.
Palabras viperinas que tratan de animar a todo aquel que pensando de manera dictatorial quieran imponer mediante el miedo una ideología en contra de la voluntad popular.
Un ejemplo más de la sin razón de este gobierno que trata de confundir, aparentando que la razón siempre es suya, es el bochornoso espectáculo “del Bolaños”. Fiel escudero del quijotesco Sánchez, se salta el protocolo y pretende estar donde no le corresponde. El quijote Sánchez lo ha hecho en continuas ocasiones en actos en los que ha coincidido con S.M. El desprecio al protocolo es propio de los progresistas aspirantes a dictadores.
A fin de cuentas el protocolo es un conjunto de reglas establecidas por normas o por costumbres para ceremonias y actos oficiales solemnes. Pero estos progresistas no quieren someterse a nada. Solo a lo suyo. El cruel capitalismo con el que empobrecen a los ciudadanos al canto de igualdad, libertad y solidaridad quedándose con todo.
Es importante que la madurez del ciudadano manifestada en las urnas se extienda a la vida cotidiana y siga apoyando al gobierno saliente de las urnas en todas las medidas que tenga que tomar. Sánchez y sus secuaces han dejado un gran campo de minas para el próximo gobierno y los ciudadanos debemos ser consciente de ello.