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El acuífero guaraní: Uno de los mayores bancos de agua del planeta

Ventana americana

Por estos días, y coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Agua, se llevó a cabo en la ciudad de Nueva York la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Agua 2023, con el fin de buscar soluciones a la cada vez mayor carencia del líquido potable y a la falta de  saneamiento básico que afecta a una gran parte de la humanidad. Según las mismas agencias de la ONU, más de dos mil millones de personas no tienen acceso al recurso hídrico para el consumo, mientras que por lo menos cuatro mil quinientos millones desconocen los que es contar con un servicio de acueducto y alcantarillado.

Se espera que en los próximos años los gobiernos y todas las organizaciones empresariales y de la sociedad civil trabajen desde diferentes ambitos para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 6 de la Agenda 2030: lograr un acceso universal y equitativo al agua potable y a servicios de saneamiento e higiene adecuados, así como mejorar la calidad del agua a nivel global para todas las personas.

Ante este reto universal adquiere un importancia la protección de los grandes reservorios de agua dulce de la Tierra, cuya gestión sostenible garantizaría el suministro de este preciado recurso para las generaciones actuales y futuras. Tal es el caso del denominado Sistema Acuífero Guaraní, la tercera mayor reserva de agua subterránea del mundo, compartida por Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, ocupando un área de 1.190.000 kilómetros cuadrados (superficie mayor que las de España, Francia y Portugal juntas).

Conscientes de la necesidad de preservar este estratégico “banco de agua potable”, los cuatro países antes mencionados, que también son miembros del Mercado Común del Sur (Mercosur) pusieron en marcha desde finales del pasado siglo XX  diversos proyectos para la protección ambiental y el manejo sostenible del Sistema Acuífero Guaraní, con el apoyo de diversos organismos internacionales como el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, el Banco Mundial y la Organización de Estados Americanos. Es por ello que a este inmenso cuerpo de agua subterráneo también se llama “el Acuífero Gigante del Mercosur”.

Un recurso amenazado

Podría creerse que la existencia de este gigantesco depósito natural de agua garantizaría para siempre el abastecimiento del recurso hídrico en Suramérica. Sin embargo, el Acuífero Guaraní, como casi todos los cuerpos de agua potable del planeta, no se encuentra exento de amenazas. El aumento sin control de los volúmenes de agua extraídos y el vertido en gran escala de contaminantes agroquímicos y residuos urbanos e industriales ponen en riesgo la supervivencia de esta mega fuente subterránea.

Los expertos advierten de que la presencia de pesticidas y fertilizantes generados por la intensa actividad agropecuaria en zonas donde el acuífero se recarga con el agua de lluvia constituye un grave peligro. Además de que dicha actividad agrícola y ganadera puede compactar los suelos e impedir la infiltración de las precipitaciones.

Otra amenaza real proviene de los monocultivos de eucaliptos y pinos, que por su ritmo de crecimiento atrapan gran parte del agua de lluvia e impiden que se infiltre bajo la tierra. Igualmente, la deforestación también es un problema puesto que el suelo queda más expuesto a la erosión y a los contaminantes.

Asimismo, se plantea el reto de la cada vez mayor explotación para consumo humano, ya que la presión demográfica, el crecimiento económico y la contaminación de las aguas superficiales han provocado un aumento de la demanda de aguas subterráneas que, por ser más puras, son mucho más baratas de procesar para el consumo. El país que más explota el acuífero Guaraní es Brasil. Lo utiliza para abastecer total o parcialmente a más de 300 ciudades, entre ellas Sao Paulo, una urbe de más de 12 millones de habitantes.

Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay están obligados a coordinar acciones conjuntas y permanentes para asegurar la protección y uso racional y sostenible en el tiempo del Acuífero Guaraní, pues su declive y posible desaparición debido a una mala gestión y a la degradación medioambiental provocada por la acción humana equivaldría a matar a “la gallina de los huevos de oro del agua”.

Luis Gabriel David

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