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Los guardianes de los bancos

Al mirarnos los bolsillos y los restillos en nuestras cuentecitas de ahorros, por mor de la crisis de los bancos de EEUU; me acuerdo del guarda cojo del Llanillo de doña Trinidad, al que le dejaron sin asientos los bancos, porque al ponerlos de mármol la autoridad municipal, fueron a parar al mobiliario de cocina de los vecinos más rápidos del Perchel.

Sin saber lo que hacen, dicen que velan por la salud de nuestras economías y la seguridad del sistema, en un ten con ten entre subir las hipotecas, para sujetar la inflación y darse pisto a cuartillos. Las autoridades que se suponen rigen los destinos de los bancos, parecen que calculan con ábaco, cuando el dinero alado vuela de paraísos fiscales a  cajeros automáticos, para acabar en las buchacas de inversores en terabytes.

Los años de oro del sílice, tuvimos al Silicon Valley como la Tierra Prometida del futuro, capaz de crear midas de pantallas, para envidiar por la Windows sus carros de la fortuna. Su banco se ha ido al garete, dejando a sus propietarios sin blanca, con un reflotador por si se pueden salvar las ventanillas.

Como todavía nos cruje la anterior quiebra, porque el sistema con tantas seguridades, no ha creado cortafuegos, ni mascarillas anticontaminantes; nuestro Ibex, ha perdido en una jornada lo ganado en dos meses, es decir 15mil millones. Los que de vez en cuando jugamos a los cupones, espachurramos dos eurillos a beneficio del afortunado desconocido. De eso a perder lo que se juegan en el gran casino de los ricos, es de pistola de asalto.

Ahora que estábamos con la jubilada alegría de la reforma del sistema de pensiones; empiezan a saltar las alarmas de nuevo, porque el toro topa y cabecea amagando, para tratar de llevarnos por delante con su terrible embestida; de no se sabe las consecuencias, en los costes de llenar el pastillero.

Curro Flores

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