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ZP para Premio Nobel de la Paz

El  que madruga, a mi edad, hace sonar la cisterna; más si uno le da a la presunta red social del pajarito, leyendo la respuesta a un madrugador que pedía a los anidados apoyo para que a Zapatero le concedieran el Premio Nobel de la Paz, por acabar con ETA. De partirse la respuesta de un palomito por la paz, preguntando a los trinos: -¿A quién ha matado ZP, que se me haya escapado, para que le concedan el galardón por la Paz?

El asunto no es novedoso, la sorpresa es la hora de los chirridos. No sé la razón, pero me acababa de despachar la película Oslo; sobre los entresijos de las dificultosas conversaciones tenidas en la capital de Noruega por las delegaciones palestino-israelís, para los acuerdos de Paz  firmados por sus líderes, exterroristas, Arafat y Rabin, con Clinton redentor.

El 31 de diciembre de 2006, después de mi visita al quiosco, para acumular noticias, dominaba las primeras el atentado de la banda asesina en el aeropuerto de Baraja; un vecino de derecha me arreó un moquete verbal, llamado tonto a ZP, por creerse de que podía acabar con la barbarie etarra. No suelo abundar en la irritación política, pero aquello me dio para el exabrupto de final de año. El resto hasta el día de hoy está en los papeles. Desde la barrera, yo escribía los comunicados del grupo municipal socialista de condolencias e indignación tras los sucesos permanentes, y perdí mi primera corbata de luto, prestada a un compañero para que asistiera al entierro del senador socialista  Enrique Casas.

Antes de bitear, he repasado la lista de todos los nombrados premios nobeles de la Paz; la que tiene desperdicios de innombrables entre los 104 poseedores; pero como es su mejor cometido, hay figuras ejemplares para todo el orbe. No sé el vuelo de la propuesta del pajarito, porque ya todo es agua pasada, y como el dicho  vasco: -estamos a setas-, y medallas las precisas.

Así que brindo discretamente por ZP, mientras con mi incredulidad patológica, recuerdo el final de: -“hermanos, daos fraternalmente la paz”, antes de que cada uno coja los avíos hacia el norte en su Semana verde y blanca.

Curro Flores

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