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Entre pitos y tricornios

Los partes de lesiones y provocaciones a Vinicius, han perdido comba entre los comentaristas deportivos, ante el caso Negreira; por hoy, el más opaco de los colegiados que, ha fundido en negre a los directivos culés; saltando las alarmas de los inflamados graderíos, con su grito de preferencia: -¡árbitro ladrón!, amén del cacharro del VAR.

En mi época de concejal de hasta Deporte, asistí invitado por el presidente de la FEF a un ágape, motivado por la celebración de un partido de la selección española de fútbol celebrado en la Rosaleda; lo comandaba un joven recién elegido, José María Villar, junto a él a mi izquierda, estaba un hombre mayor, D. Evaristo Acevedo; hombre sabio e ilustrado que presidía el estamento del silbato, enseguida se nos fue la cháchara por la alta cultura, al punto que en la sobremesa; el caricantano Villar, me confesó, para darme cuenta de su prudente elección, que don Evaristo era su hombre de confianza y guía en el mundo de los pelotazos. No sé qué fue de aquello, pero el Premio anual Evaristo Acevedo, espero que no se lo hayan otorgado nunca a Enríquez Negreira, a cobro invertido.

Mi amiga María Gámez, debe tener más que aprendido el lema de la Benemérita de: "paso corto, vista larga y no te fíes de tu compañero de pareja". Aunque debe estar de muy "mala leche", por la entrada en prisión del general de la Guardia Civil Francisco Espinosa. Del mundo de los "polis y ladros", leemos todos los días sin extrañeza, que a veces los alijos tienen guardianes de uniforme.

Hoy vivimos éstos dos noticiones para nuestra alarma, un árbitro con galones y un tricornio de gala, a los que le importa un pito ponerse el mundo por montera. Por suerte en la democracia no quedan los garitos ocultos, sin su foco mediático, pero a toro pasado. En ningún oficio expiden carnet de honradez, ni deontológico, sabiendo que la Justicia se tapa los ojos y la balanza está trucada.

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