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Me hago catalán

Lo he decidido. Mi mujer no está de acuerdo. Pero es la oportunidad que llevaba años esperando. Los niños me miran raro. Y mi vecino me ha retirado la palabra. Me hago catalán. Así de fácil.

Porque si ellos se quieren independizar, yo también. Además, me quiero arrogar derechos que no son míos, ni de ningún otro español, pero que desde ahora serán de una Cataluña independiente, o 'lliure', que mola más. Mi suegra insiste en que me tome las pastillas.

Siempre me he sentido muy español y – parafraseando al presidente en funciones Rajoy – mucho español.

Tal vez por eso, me haga catalán. Porque la bandera española sólo tiene dos bandas de color rojo, y la catalana, cuatro.

Mi mujer dice que de rojo, lo que se entiende por rojo, tengo muy poco. Y yo le explico que un buen catalán, tiene que ser de izquierdas. De la CUP antisistema o de ERC partido que está con el sistema cuando le conviene.

Lo de la CUP me mola más. No hay que peinarse, ni afeitarse, ni ducharse, ni escoger la camisa mejor planchada. Vale con una vieja camiseta descolorida de propaganda del bar de la esquina.

También podría ser de Junts pel Si, porque su cabeza de cartel era un conocido comunista. O me hago de Podemos. Aunque lo del partido de Pablo Iglesias tiene mandangas para un catalán como yo, de nuevo cuño, pero catalán. Hay veces que parecen los más independentistas y otros los más cavernarios españolistas. Y así, no hay quien viva.

Mañana mismo iré al registro para enterarme qué debo hacer para cambiarme el nombre. Llamarse José Antonio es muy español. Y muy de derechas. Demasiado. Un buen catalán se tiene que llamar como los padres de la patria catalana lliure. Por ejemplo. Me llamaré Josep Antoni. Y entre mis apellidos pondré una i latina. Eso sí que queda catalán.

Y cómo viste en las tarjetas de visita, en las que me presentaré como catalán. Nada de experiencia profesional. Sólo catalán.

Desayunaré todos los días pan tumaca, aunque antes me aseguraré que la harina del pan no sea española, que el tomate tenga denominación de origen catalana y el aceite sea de Girona.

Si en la botella pone Gerona, no desayunaré. Qué bonito será el día que oficialmente sea un catalán más.

Porque en la República Catalana Lliure los medicamentos serán gratuitos. Total, la Generalitat no paga a los farmacéuticos, quienes seguro son todos españoles y anticatalanes. Recuerden. España nos roba. Y, además, nos oprime. Y nos tortura. Y nos hace carantoñas. Y nos margina... Cuando era muy y mucho español no me lo creía. Pero ahora que quiero ser catalán, a pies juntillas. España es lo peor de lo peor. Ay.

El día que seamos un país independiente, echaremos a todos los españoles de Cataluña. Ya lo ha dicho en nuevo president. Haremos exámenes de catalanidad a los casos dudosos.... Y quien no sepa cocinar unos buenos escargots será inmediatamente deportado. Sin derecho a queja.

O es que alguien piensa que en la República Catalana se va a poder llevar la contraria al gobierno. Ni mucho menos. Para eso está la CUP, los ultradefensores de la libertad y la democracia, pero a su manera.

[cabezon name="José A. Hierrezuelo " designation="Periodista" img="Jose" /]

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