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Cataluña

Juro que lo he pensado y repensado más de medio centenar de veces, pero no puedo abstraerme de lo ocurrido ayer, lo que ocurrió en las semanas precedentes y lo que va a pasar en las siguientes. La imagen de ayer es lamentable, es de un país de locos, de políticos locos.

No es admisible un gobierno autonómico que se salta la ley, que celebra una especie de referendum ilegal y que se ampara en una cifra, esa que dice que se han contabilizado 2.262.424 votos.

Y de esos votos, ¿cuantas decenas, cientos o miles han sido repetidos? ¿cuantas veces un votante ha votado? Hemos visto casos de votantes que lo han hecho, dos, cuatro veces, las que quisieran si se podía votar en cualquier colegio y no había un control informático para certificar que ya había ejercido el voto. Si se han visto urnas en la calle y gente metiendo papeletas como si fuera el sorteo de un coche o un apartamento.

No es serio nada de lo que está ocurriendo. Fuerzas de seguridad enfrentadas, a empujones, Mossos y Policía Nacional, Guardia Civil y Mossos. Ciudadanos que se encaran a las Fuerzas de Seguridad del Estado, que les impiden hacer su trabajo. Antidisturbios rodeados y finalmente utilizando la fuerza. La fuerza de la impotencia.

Y el Gobierno Central diciendo que esto es una pantomima, un paripé, que no ha habido referendum. Pero algo ha habido y no debería de haberse llegado a esto. Dicen que se han producido 844 heridos y 33 agentes también lesionados. Pues la abultada cifra de heridos independentistas me la creo igual que la de los casi dos millones trescientos mil votantes, la veo muy engordada de forma partidista.

Ahora ya estamos en el abismo democrático, en la insurrección de un gobierno catalán que no sabe a donde va y que no tiene un plan B, y un gobierno central que va siempre a remolque. Hoy estamos peor que ayer, pero por desgracia, mejor que mañana. Difícil solución.

 

[cabezon name="José Palacios" designation="Periodista " img="pepepalacios" /]

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