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El silencio de los balones

La autoridad competente, es muchas veces un eufemismo, y para algunas de ellas una soberana exageración, tenemos ejemplos de singular dedicación a la torpeza, pero la mala suerte nos dio un Puigdemont, y después de él la ineptitud se frivolizará.

Las autoridades competentes en Málaga, han puesto al mundo del baloncesto de rebote, por eso de que nuestros niños y jóvenes deportistas, no pueden botar el balón en los espacios deportivos de los colegios a partir de las ocho de la tarde, imagino hasta que se invente el balón con silenciador.

En las sigilosas redes sociales, el barullo de estupor y protesta hace demasiado ruido, ni Pedro Sánchez que ha vivido tantas incomprensiones, comprende, la prohibición que mantiene a muchos deportistas malagueños con los brazos cruzados, o abrazados a su balón, mientras esperan el día de la cordura y la diligencia de la jerarquía.

La Capital Europea del Deporte del 2020, como bien ha dicho Scariolo, es incompatible con el silencio de los balones, que se ha impuesto. Aunque los antiguos niños del lugar, todavía recuerden, como un famoso agente municipal de olvidable nombre, recorría en moto mi calle y su calle, para pincharnos las pelotas; así que se impuso la contraseña, -¡Viene el perrilla con la "amoto"! El agente es cuestión, era más celoso de sus obligaciones municipales antideportivas que el mismísimo Eichmann.

En mis primeros años de concejal de cultura, educación y deporte, Málaga, "La Ciudad del Paraíso", nos mantenía en el tajo urgente de construir colegios, casi a la misma velocidad que nos cortaban las calles las futuras AMPAS, porque la necesidad de escuelas era tan apremiante que nos mantenía en vilo. Buscamos los solares entre la maraña de bloques que crecieron con más son que ton, urbanismo salvaje del franquismo. Los espacios deportivos de los colegios más adecuados, sirvieron para el programa municipal, DEPORTE PARA TODOS, ante la falta de otras instalaciones, primero la enseñanza. El ciudadano, acogió estas actividades con el entusiasmo del cambio social en marcha.

A la vuelta de los años, nos encontramos con este puchero, que nos mantiene en los llamados "trending topic", como una estúpida exageración; y más, porque en una de las ciudades más ruidosas, nos hemos puesto estrechos con los que nos hacen deporte, como si los que nos hacen malicias tuvieran el poder elevar todos los decibelios.
El huracán Ana, no los ha reprimido, eran cuatro majaras, una jovencita y tres jovencitos, muy divertidos, que están tirando bombitas, de esas que Pedro Aparicio prohibió, con la misma diligencia que hoy se prohíbe hacer deporte. Los jovencitos se van a la otra esquina, y otro petardo, como la petardá que acaban de dar nuestras "autoridades competentes".

 

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