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Unionistas y separatistas

Los unos, defienden la unión de naciones; los otros, la separación de un territorio respecto del Estado al que pertenece, para alcanzar su independencias. Los unos y los otros están a la gresca por la ineptitud de quienes han gobernado hasta ahora nuestra España y han mantenido a Cataluña como si fuera una isla a la que hubiese que dejar a su antojo mimándola en todo cuanto fuera posible pues poseía el manantial del que emanaba el poder.

Llámese PSOE, llámese PP les resultaba bastante cómodo abrir el grifo del manantial para beber cuando les hiciera falta. No importaba ninguna postura que los administradores de ese manantial público mantuvieran con los sedientos de poder.

Los insaciables bebedores contentaban a los administradores de ese manantial de votos sin importarles las consecuencias que sus concesiones pudieran tener. A quienes les daban dinero, los llamaban ladrones, a quienes van a trabajar desde Andalucía, les llamaban hombres desarraigados, incapaces de tener un sentido un poco amplio de comunidad. No dudan en erigirse estatuas, ni permitir el enriquecimiento ilimitado de la familia con grandes mansiones y exuberantes colecciones de automóviles. Algo que cuando los reportajes de revistas españolas nos mostraban de países tercermundistas, pensábamos que nunca llegaría a suceder en España.
Olvidan quienes los alimentan que mientras más grande es la necesidad de beber, mas poder adquiere el administrador del manantial. El aguador.

Con paso marcial el aguador inicia el adoctrinamiento generacional de los ciudadanos. De España nos roba, pasamos a España nos ocupa, hasta llegar a considerar fuerzas de ocupación no solo al ejercito sino también al clero. Todo el problema de los aguadores se resolvía mediante el adoctrinamiento. Reinventemos la historia y la cultura que todo lo que hasta ahora es, en realidad no fue, así que a partir de ahora todo será distinto.
Su poder adquirido les permite imponer que del manantial no bebe todo el que tenga sed, solo quienes se identifiquen plenamente con determinados ideales. El poder lo mismo que ciega, endiosa. Cerquemos el manantial. Hagámoslo nuestro y demostremos que solo nosotros somos sus dueños.

Paso a paso, despacito, el aguador lo ha ido consiguiendo. Sabían que la sed de poder es insaciable. Han ido exprimiendo hasta que cuando los sedientos se han dado cuenta, ya era demasiado tarde, y entonces es cuando han apreciado que mientras ellos han estado bebiendo poder, los aguadores les han chupado la sangre hasta dejarlos en un lamentable estado.

A los sedientos se les nubla la vista. Los aguadores, alrededor del manantial, se han fortalecido con la sangre de los sedientos y el poder de los ciudadanos que bien manipulados acatan sin chistar cuanto les dicen los administradores del manantial. Hacen creer que quienes piensan como ellos son superiores. Miguel de Cervantes, no es Miguel de Cervantes, y el Quijote, tampoco. Ojo, que San Ignacio de Loyola, tampoco es de Loyola. Sería San Ignacio de d'Oriola.

Años llevan preparando la desidentificación de todo cuanto sea Español. Crean el odio, el rencor y la xenofobia a lo español.

La marcha atrás no es fácil. Yo diría que imposible. Llevan años educando a una sociedad para que esté al servicio de unos cuantos. El caos está servido. Y todo por querer gobernar al todo, con una parte. Y esa parte, ahora, desprecia al todo.

 

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