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Dónde hemos dejado el norte

¿Lo hemos perdido y no sabemos encontrarlo, o, es que nos resulta más cómodo para todos no encontrarlo?

Lo hemos leído en la prensa. Lo hemos comentado entre amigos. Pero no hacemos nada que se arregle esta situación. 360.000 adolescentes se han emborrachado en el último mes. Pero hay más. El 27,4% de la juventud, de entre 15 y 29 años, considera que la violencia de género es algo normal en la pareja. Son datos que acreditan el fracaso de nuestro sistema educativo y social. Es tan grave la situación que nuestros políticos no hacen otra cosa que levantar cortinas de humo para taparlos. No es cuestión de recogida de firmas. Tampoco de manifestaciones.

Mientras que nuestra juventud se emborracha los adultos nos perdemos, y no porque hayamos bebido sino porque nos marean la actitud que muchos políticos tienen por falta de aptitud. Las portavozas miembras de un partido político, política, se explayan. Otros preguntan: ¿Está España preparada para un apocalipsis zombis? El Señor Rajoy dice no. Claro, que el diccionario de nuestra Real Academia define zombi como atontado, que se comporta como un autómata. Y nuestro problema es que los zombis ya están en el Congreso.

Fíjense las preguntas y propuestas planteadas en nuestro Congreso. Es de vergüenza. No se habla de la baja natalidad, de la edad de jubilación, que hay que ampliarla, de las pensiones, que están congeladas, de los años de cotización, para determinar el importe de la pensión, que se ha subido de 15 a 25. Y de la educación, les da miedo hablar.

Pero siempre queda un tema recurrente con el que descentrar, aun más, a los ciudadanos. Ustedes ciudadanos están preocupados por la bebida de la juventud, por la falta de conocimiento en cualquier etapa de la educación, por el futuro, en el no se sabe que va a ser más importante si un hijo o un perro. Pues para que no se despisten con tantas preocupaciones nosotros los políticos de izquierda y progresistas les comunicamos que hemos constituido una comisión de la verdad para poner la memoria histórica en su sitio. El ciudadano se pregunta ¿en qué sitio? En las botellonas de la juventud o en el feminismo exacerbado que pretende cambiar la gramática con tal de imponer su criterio.

Esa comisión de la verdad solo hará honor a su nombre si empieza reconociendo el engaño al que fue sometida la ciudadanía de la época cuando el Frente Popular, que presume de demócrata, mediante el fraude en las actas electorales consiguieron cincuenta escaños más. Oiga. Falsear las papeletas de los votos en los que se manifiesta libremente la voluntad popular es propio de los dictadores, fascistas y cualquier energúmeno anti libertad. Fraude reconocido por políticos de la época como Manuel Azaña en sus memorias.

Las sinrazones a las que me he referido no se producirían si nuestra juventud, y muchos de los que están sentados en los sillones de nuestro congreso tuviesen una buena educación producto de un sistema educativo normal, no en el que se aprueba según los porcentajes y no los conocimientos del alumno. Pero a fin de cuentas a nuestros congresistas el futuro educativo les da igual pues o no tienen hijos o si los tienen los pueden llevar a colegios de elite.

Pero el problema es para los ciudadanos. Ustedes zombis políticos habéis ocupado nuestro Congreso, os subís los sueldos y seguís viviendo a nuestra costa llegando a votar desde vuestras poltronas de cuero, da igual el color, como verdadero autómatas. Váyanse zombis de la política que no se le puede hacer más daño a un país que el que ustedes le están haciendo.

 

[cabezon name="Fernando Guerrero" designation="Ensayista" img="guerrero" /]

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