Los amigos veíamos como del norte y del oeste de Málaga, llegaban las cuadrillas de jubilados, para formar una tremenda aglomeración en la plaza de la Marina y rayanos, después la turba que formábamos en movimiento era imposible de calcular, ni por la policía, ni por los organizadores, suele pasar cuando somos más de la cuenta y la política está por medio.
El gobierno del PP ha flagelado tanto a los pensionistas, que hasta el último suspiro clamaba de indignación desde nuestros los labios. A los viejos convocantes de manifestaciones, amigos de mil batallas, les espeté con sorna, que en nuestros tiempos contra todo lo que oliera a dictadura, no éramos capaces de reunir a tantas personas. Alfredo, experto en análisis de la época, con gracia, me dijo, que los grises de la porra no facilitaban las condiciones objetivas.
Me alegró encontrarme con tantos activistas, frente al mundo dormido que se nos pretende presentar. La experiencia es madre de la ciencia, así que de aquellas experiencias sabemos renacer en el ocaso, con aquellas virtudes morales de justicia y solidaridad, que nos hizo uno, para levantar nuestro país, frente al gris perenne de la dictadura.
Saludé a muchos, pero hice un aparte para felicitar a Leticia Teboul, flamante concejala de Estepona, que acumula experiencias de edil maratoniana en los municipios de la Costa del Sol, como para dirigir su Mancomunidad con los ojos cerrados. Dos pasos más allá, otro corredor de larga distancia, Vicente Granados, director del exitoso primer plan estratégico de la Ciudad, que luchaba contra el tremendo imprevisto de las magras jubilaciones.
El embotellamiento entre pancartas, nos puso de frente con el profesor José de la Calle, quién se unió a la marcha adobando entusiasmo y conocimiento, me convocó a la lectura de Jorge o George Santayana, partimos de una de las frases, propia para la ocasión, la que prefería del insigne filósofo, poeta, ensayista, novelista español-norteamericano: "aquellos que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo".
Los amigos Diego y Merche, se acababan de encontrar a María Luisa Balaguer, nuestra amiga en el Tribunal Constitucional, no se atrevieron a preguntarle sobre sus actuales desasosiegos, Cataluña y el recurso sobre la prisión permanente revisable, pero es hermoso conocer de su actitud solidaria, como toda la vida, con las causas nobles.
Los renacidos ocasos con pancartas, gritamos contra ese prodigio de ministra Fátima Báñez, contra el lamentable director del Banco España, casi humanoide, por supuesto Rajoy, fue el más aclamado, por primera vez pudimos contabilizar más trienios protestando, que en las silentes colas del paro.
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