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No al tranvía del Civil

En el partido Libres rechazamos el acuerdo de construcción de la línea de tranvía para las calles Eugenio Gross y Blas de Lezo. Por muy firmado que esté en un papel entre la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento de Málaga, no deja de ser una mala decisión por parte de ambas instituciones, puesto que afecta negativamente tanto a la comodidad residencial del vecindario como a la mermada, ya de por sí, prosperidad de los pequeños comercios del barrio, mas supone la eliminación de las pocas plazas públicas de aparcamiento que aún hoy sigue habiendo disponibles.

Con el tranvía al Hospital Civil, la dirigencia regional y local, negadas a dar su brazo a torcer, han cometido una torpeza de dimensiones estratosféricas que, por no dejarla en mala evidencia, están dispuestas a llevarla hasta sus últimas consecuencias, pasando por encima de los intereses de los ciudadanos para pisotear sus intereses; algo que es tan ilegítimo como inmoral e inadmisible.

En el caso del Ejecutivo andaluz, hubo desidia y desconocimiento sobre la realidad del transporte en la capital de la Costa del Sol, probablemente y, en menor medida, debido a la lejanía geográfica entre Sevilla y Málaga -representan dos realidades completamente opuestas-, pero más bien motivados por la típica deslealtad institucional que los dirigentes políticos, de uno y otro lado, dándose la espalda, vienen promoviendo desde hace décadas.

Ya sea por h, o ya sea por b, no es la primera decisión desacertada y equívoca que se toma desde la capital de la Autonomía andaluza en desmedro del interés general de los malagueños. Para muestra un botón y si no, permítame que me remita al último y supuestamente electoralista despropósito anunciado por la consejera de Salud de construir un nuevo hospital para Málaga en unos terrenos donde se ubican hasta cuatro centros de eminente, imprescindible y relevante labor social, de los que creo que Marina Álvarez no tiene el más mínimo conocimiento de existencia.

Y grave es su supuesta ignorancia al respecto, pero si un servidor no estuviese en lo cierto, en caso hipotético de que conociera la mayúscula labor en beneficio de la sociedad que desde 2013 viene desarrollándose en el complejo de La Noria -cuyo titular y propietaria es la Diputación de Málaga- su error se incrementa, aún más si cabe, a partir del momento en el que la consejera anuncia la construcción de un nuevo hospital en este lugar que es del todo inviable, puesto que supondría la demolición de cuatro centros -en los que, aún hoy, se está invirtiendo una cantidad ingente de dinero-, y prescindir de un pequeño ecosistema forestal de especies vegetales y animales protegidas, que se comporta como un pequeño pulmón para una zona urbana de Málaga que está densamente poblada, y a su vez, se halla severamente castigada por la saturación del tráfico; aún, cuando la Junta, no solo es que no haya emitido ni un solo informe que lo avale, o que no haya comunicado con la Diputación para tratar la viabilidad de este proyecto hospitalario, sino que ni tan siquiera ha enviado a técnicos que hubieran procedido a la inspección del recinto de La Noria para analizar su idoneidad.

En cuanto al Gobierno local del PP, presidido por Francisco de la Torre, hubo un tremendo error de cálculo, cuando no de falta de previsión. Y, sobre todo, una terrible carencia de humildad y honestidad al no haber reconocido ante la ciudadanía que se equivocó de pleno a la hora de mal defender los intereses de Málaga en materia de infraestructuras de transporte público, competencia de la Junta de Andalucía, en el caso del dichoso tranvía al Hospital Civil.

Insisto, partiendo de la base de que es inviable utilizar los terrenos de La Noria, la única ubicación posible para el nuevo hospital, cerca del Materno-Infantil, es la de los terrenos que hay disponibles junto al Hospital Civil.

Y en el caso de no ser construido, las calles Eugenio Gross y Blas de Lezo no necesitan ni tranvía ni metro, basta con una línea municipal de autobuses digna. Pero, si finalmente la Junta decidiera edificarlo, automáticamente debería ser consciente y hacerse cargo, por tanto, de que la reconversión del proyecto del tranvía en un metro soterrado sería un derecho legítimo de los malagueños si así lo decidieran en consulta popular -esto es, al menos, lo que desde Libres proponemos-, independientemente del acuerdo que firmara en su día con el alcalde.

El tranvía en superficie supondría, al fin y a la postre, una nueva herida que partiría en dos la zona; algo que, por otro lado, y precisamente, se quiere evitar con el tren que va al Puerto de Málaga y que cruza en superficie las calles Ayala y Héroe de Sostoa.

¿Por qué sí importa tanto subsanar la cicatriz del ferrocarril del puerto a su paso por la ciudad de Málaga, tal y como defiende Juan Cassá, portavoz del grupo municipal Ciudadanos, obligando a soterrar la vía del tren -lo que me parece una propuesta formidable, solo que desde tiempos inmemoriales viene siendo reivindicada por los malagueños- y, sin embargo, este mismo partido no tiene ahora reparos en apoyar la propuesta de impacto muy negativo del PSOE de Málaga -el mismo partido que gobierna en la Junta- que pretende generar una nueva brecha con el maldito tranvía en superficie que dividirá en dos mitades difícilmente transitables, tanto para vehículos privados como para peatones, el eje que describen las calles Eugenio Gross y Blas de Lezo?

En noviembre de 2015, según se recogía en prensa, Juan Cassá anunció una moción en el Pleno en la que propondría una consulta popular, con el censo del distrito Bailén-Miraflores, para conocer el alcance real del rechazo que plantean las asociaciones de vecinos, y no dejar la decisión al "pálpito que me dé según lo que dicen los representantes". En caso de resultado negativo, se alineó con el alcalde en que no se podría hacer el tranvía en contra del vecindario.

Hoy, en 2018, el vecindario sigue oponiéndose al tranvía, pero quien ha cambiado de opinión, y de bando -por mucho que en la formación naranja renieguen de ellos- ha sido Juan Cassá. Tanto, que incluso ha escenificado una perfomance junto a Daniel Pérez, portavoz del grupo municipal socialista, para fotografiarse con el tranvía del campus universitario de Teatinos y así defender, en comandita, la del tranvía proyectado para el Hospital Civil, cuando se ha pasado más de media legislatura oponiéndose a su construcción, posicionándose del lado del alcalde Francisco de la Torre (PP). No he visto mayor infidelidad política, que probablemente encubrirá con el cuestionable y controvertido manto de gobernar a favor de los malagueños.

Me pregunto a qué se debe tan drástico cambio de criterio. ¿Qué importará más, el acuerdo de Gobierno entre Susana Díaz (PSOE) y Juan Marín, el líder regional de su propio partido, o el interés de los vecinos residentes en los barrios de Bailén y Miraflores? Para mí, debe primar y prevalecer lo segundo. Para Juan Cassá, parece ser que lo primero.

Metro, autobús o tranvía hacia el Hospital Civil, así como hotel sí, u hotel no en el dique de Levante del Puerto de Málaga, son cuestiones que debe ser consultadas popularmente a la ciudadanía, por su gran envergadura y porque su impacto marcará una claro e irreversible huella indeleble.

 

[cabezon name="Iván González" designation="Presidente de LIBRES" img="ivangonzalez" /]

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