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Víctimas de robos

No sabes el trastorno que te causa hasta que lo sufres, hasta que eres víctima de un robo, de un hurto o sustracción. Según sea con violencia, "al descuido" o cualquiera de sus denominaciones.

Este fin de semana lo he podido experimentar. Y ahí te das cuenta de que en un bolso, en una mochila o bolsa, llevas toda la "intendencia" necesaria e imprescindible para vivir en esta sociedad. Y si te la roban... te quedas "desnudo". Sin documentación, sin llaves de la vivienda, del coche, del trabajo. Sin dinero, sin tarjetas, sin "identidad". Y todo eso porque alguien se lleva algo que es tuyo, que no le das importancia a su existencia hasta que te lo quitan. Y ocurre casi en tu cara, sentados en la terraza de un bar del centro, cuatro adultos sentados y nadie se percata de ello. No es sólo que te roben, sino la cara que se te queda.

Pues así es, somos "esclavos" de nuestro "ajuar doméstico" y si él no tenemos herramientas para desarrollar nuestra vida. Sin tarjetas de crédito o débito no puedes pagar ni sacar dinero del cajero, sin DNI no estás documentado, lo mismo si tienes que coger el coche. Está claro, dependemos de esas llaves, tarjetas, documentos... Y eso sin ser la víctima, pero lo vives igual porque te das cuenta de que te puede pasar y el desbarajuste que ocasiona... Denuncia en la policía Nacional, llamadas para anular tarjetas, seguros de hogar, cambio de cerraduras...

Y ahí piensas, la innovación tecnológica hará que pronto con un chip intracutáneo o con el reconocimiento de pupilas o reconocimiento de voz, o vete tú a saber con cualquier tipo de tecnología se evitarán las consecuencias experimentadas por un robo. Mientras tanto, atento al bolso a la cartera o al bolsillo, porque en un segundo te cambian tus planes e intendencia.

 

[cabezon name="José Palacios" designation="Periodista " img="pepepalacios" /]

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