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Pedro presidente

No me acostumbro. Tal vez porque no he pasado la gestación del nombramiento de un presidente del gobierno tras unas elecciones, lo que incluye consultas del Rey con los representantes de los distintos grupo parlamentarios, intentos de acuerdos, poses ante los médios y mucha especulación tertuliana. Lo de Pedro Sánchez ha sido un parto por virulento taponazo tras unas dos semanas de embarazo. Y no me acostumbro a que en los informativos de las emisorias de radios y televisiones al término presidente no le siga el apellido Rajoy. Será cuestión de esperar algunas semanas.

Aunque no me adapte a esta nueva realidad, debo reconocer que la estrategia que ha llevado a Pedro Sánchez a la Presidencia del Gobierno algún día se estudiará en las universidades, porque mejor no le ha podido salir. No sólo ha acabado con el gobierno de Rajoy, sino que ha salido del osctracismo cultivado con sus 84 diputados, o lo que es lo mismo el peor resultado del PSOE en la historia.

De paso ha aniquilado el discurso político de Ciudadanos, hasta el punto de que Rivera está desaparecido, y tiene todas las pintas de seguir estándolo. Además, al menos sobre el papel, ha arrinconado a Podemos y a su líder Pablo Iglesias. Convencido estoy que el dueño de casoplón en Galapagar mostrará en breve su arrepetimiento por su apoyo a la moción de censura.

El PSOE de Sánchez ha cogido la vía rápida para que esta histórica formación deje de ser el hazmerreir en la que se había convertido en los últimos tiempos. Incluso – las encuestas ya hablarán – se puede configurar como una formación con capacidad de volver a ganar unas elecciones generales. Y no lo digo por Pedro Sánchez, sino por las buenas pintas que tiene el gobierno que ha nombrado.

Creo, sin temor a equívoco, que a Sánchez le ha dado igual la capacidad de gestión o experiencia pública de sus ministros, sino que los nombramientos han buscado conformar un gabinete con buen cartel mediático que se caracteriza por estar plagado de ministros que son buenos comunicadores. Y ya saben ustedes, que si las cosas se cuentan bien ganan credibilidad, aunque por detrás haya una gestión desastrosa.

Todos sabemos, unos más que otros, que el gran problema del Partido Popular de Rajoy ha sido su paupérrima política de comunicación. Y, a pesar de eso, ganó las dos últimas elecciones generales en los momentos más críticos de esa formación. Si los populares hubiesen sabido contar bien todo lo que han hecho por España, a lo mejor Sánchez no habría presentado la moción de censura, ni Rajoy anunciado su marcha de la primera línea política.

 

[cabezon name="José A. Hierrezuelo " designation="Periodista" img="Jose" /]

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