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El llanto del Ángel

Me ha impactado ver el monumento que en un cementerio público de Canadá les han hecho a los niños víctimas del aborto. Un ángel llorando sobre una cuna vacía.

Hoy en una sociedad en la que el compromiso mutuo ha desparecido, donde todo lo bueno lo expulsamos de nuestras vidas liquidas y lo malo dejamos que entre en ellas con la misma facilidad. Donde lo importante no es ser sino parecer. Donde el sentido del esfuerzo y compromiso social no existe. Donde el compromiso de la educación de nuestros hijos ha desaparecido en beneficio de ese sentimiento de Posverdad de que todos lo hacen y por lo tanto no es tan malo, o quizá sea bueno. Una sociedad en la que la educación es la última preocupación de los gobernantes, ya que en estos años de democracia no ha habido consenso para implantar un sistema educativo que fomente los principios de esfuerzo y compensación, el llanto del ángel, desde mi punto de vista lo es todo.

Representa el abandono de quienes debiendo instaurar el bienestar social, instalan en el individuo el incremento de su individualidad. Yo, por encima de todo, hasta de mi propio ser.

No solo no uso los medios anticonceptivos, sino que tengo asegurado que una noche de placer no me va a afectar para toda la vida. La individualidad por encima de todo.

No exagero. Ya se celebran bodas con uno mismo. No necesitamos a nadie, ni para casarnos. ¿Te quieres a ti como esposa o esposo? Sí, me quiero. Ole. Es la máxima exaltación del yo.

El abrazo a la cuna vacía, no puede ser más significativo. La cuna es la sociedad. Vacía ante los envites de nuestra sociedad incapaz de afrontar las decisiones de nuestros dirigentes que una vez en el poder invierten la pirámide haciendo ver que el punto de partida de sus decisiones pasa por instaurarse en el poder económico y social.

La base social sobre la que han llegado al poder la voltean una y otra vez. No les interesa una base social solida, por ello no fomentan la familia. La numerosa, menos.

Para no caernos de esa pirámide invertida andamos siempre haciendo equilibrio. Y en ese hacer equilibrio para no caernos, el mismo instinto de sobrevivencia hace que nos convirtamos en egoístas. Lo admitimos todo. Precariedad laboral, manipulación ideológica. Circunstancias que limitan el bienestar psicológico necesario para constituir una familia. La natalidad en España ha tenido, en 2017, el índice más bajo de los últimos cuarenta años.

Igualmente durante ese mismo año han muerto mas personas residentes en España que nacimiento de mujeres residentes en España. La individualidad es tan grande que la solidaridad o caridad desaparece. Aunque eso sí, para nuestra muerte tenemos preparado, mayoritariamente, el denominado testamento vital, no solo para dar vida a los demás sino también para que esa vida sea mejor que la que el donante ha tenido.

 

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