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La política del amor y del bien común

En unos tiempos de globalización económica, de la información, del conocimiento, pero sobre todo de la desigualdad, hay que revitalizar más que nunca la política. Hemos asistido a cambios tecnológicos vertiginosos que, lejos de usarse para reducir las desigualdades flagrantes que se acentúan cada vez más, entre el norte y el sur, entre los trabajadores y las grandes economías, entre los excluidos del sistema y los dioses del mercantilismo, han elevado la economía a la ciencia universal por antonomasia.

Y llegamos a codearnos dialécticamente con la prima de riesgo, con los fondos de inversión, con la presidenta del FMI, con el presidente del BCE; conocimos el foro de Davos... pero mientras tanto se producía un recrudecimiento de la violencia en las vallas de Melilla, se colocaban concertinas para destrozar los cuerpos de quienes querían alcanzar sus sueños; se construían muros...la globalización y el neoliberalismo supusieron la libre circulación de capitales, la existencia de paraísos fiscales, el fortalecimiento de las grandes fortunas y la acumulación de la riqueza cada vez en unas manos más reducidas. Se permitió la patente de las semillas para el inicio canallesco del control de la alimentación mundial por multinacionales como Monsanto...en definitiva se ha practicado la política del capital y no la de las personas.

Por eso es urgente la reactivación y la revalorización de la política como arte noble, como vocación de servicio público. Las administraciones, cada vez más burocratizadas, se han alejado irremediamente de la ciudadanía, convirtiéndose en entes altamente hostiles. Se han impuesto los sacrosantos principios de la austeridad presupuestaria, el techo de gasto y la austeridad, lo que ha revertido de una forma alarmante sobre las políticas sociales públicas. Nuestra sanidad se encuentra en la UVI, nuestra educación no vive sus mejores momentos, la asistencia a mayores y dependientes es absolutamente insuficiente...Y no hablemos de la apuesta por el empleo o la vivienda...

Es urgente realizar políticas amables, que pongan a las personas en el centro de la gestión, en el punto de mira de las decisiones que se tomen y de las acciones que se acometan...

Es imprescindible la impregnación de humanismo, de universalismo,hay que construir comunidad conjuntamente con la ciudadanía.La política vertical, absolutamente representativa ya no tiene sentido; hay que construir pueblo y propuestas desde la horizontalidad y con una persecución clara del bien común. Por eso la partitocracia y la tecnocracia en que nos encontramos instalados debe dejar paso a una conciencia colectiva que revalorice lo público y lo político como forma de construir verdadera comunidad. Es necesario volver a los clásicos conceptos de responsabilidad, decencia, de filantropía en definitiva. Y demos paso a la ética y a la honradez como principios imperantes en la práctica política.

Según el diccionario de la RAE, en su quinta acepción, la ética es la parte de la filosofía que trata del bien y del fundamento de sus valores..es urgente que se ligue inexorablemente a la política. Y la honradez que,según Cicerón, es siempre digna de elogio aun cuando no reporte utilidad, ni recompensa,ni provecho.
Porque nuestros sueños no cotizan en Bolsa...

 

[cabezon name="Encarnación Páez" designation="Alcaldesa de Villanueva de Tapia" img="paez" /]

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