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Málaga aguanta el tipo

Dicen que los de Vox se concentran como los moteros, para allá y para acá, en Málaga se colocaron, inconfundibles, junto a una carpa dónde se saborea conocimiento y elogio sobre el Guernica de Picasso, en la céntrica plaza de la Marina, seguro que a muchos de ellos se le removía la nostalgia por su viejo y terrible nombre, plaza de Queipo de Llano ¡qué horror!, y les sonaba a cuerno quemado Caixa y Guérnica.


Los cruceristas de otoño, y los carteles electorales están pasados por agua, tendremos que ver quién se moja más, antes que los parta un rayo. El turismo, el gran invento, nos tiene soliviantados a los empresarios de hostelería, metiendo su ruido contra la autoridad competente, "la ciudad de las mil tabernas y una sola librería", hoy de millares de bares y restaurantes enlazados, con un quiosco de periódicos, dónde se ha perdido la solera y la mugre de los tabernuchos, quieren que sigan siendo la Ciudad del Paraíso, pero del griterío y la bulla. El alcalde, ha recomendado que se hable más bajito, pero con una tradición de trompetas y tambores, y viejos letreros tabernarios de "se prohíbe el cante", mal ucase municipal.


Lo que no tiene remedio, al parecer, es la batalla de los vecinos del Centro, más resistentes que los de las Termopilas, asediados día tras día por las tropas de turistas, los botellones, la invasión de las terrazas y los pisos turísticos, han sido ocurrentes manifestándose entregando, espero que simbólicamente, las llaves de sus viviendas a los turistas, pero me temo que, tanto los empresarios de los bares del Centro, como sus antagonistas los vecinos, tienen perdidas sus batallas, éstos por estar atrapados por las señales del pasado, y los restauradores porque los signos de los tiempos mandan poner sordina a tanta pachanguita, cosas de educación urbana.


Todo esto sucede cuando la batalla electoral por Málaga, se resuelve entre paraguas, y el Colegio de Economistas en su informe trimestral, nos dice que no aminoramos la marcha del crecimiento con un 2.8 por ciento, es decir, que aguantamos el tipo por encima de la media nacional y resistiendo los avatares internacionales, gracias también al aporte de la industria agroalimentaria, de verde y grana, y a las industrias tecnológicas, a pesar de los atascos que se sufren cada día para llegar al Parque Tecnológico.
Espero con ansiedad los resultados del dos de diciembre, pero con más ansiedad espero la consustanciación política que se corresponda con nuestros resultados de crecimiento poblacional y económico, porque desde Magdalena Álvarez, el cabalgar de la crisis, no hay más que parcheo y arena para las playas.

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