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Doctor Iglesias y Mr. Hyde

Estamos en el primer quinquenio de aquellos días del nacimiento de Podemos, sin que los esperasen en Galapagar, se nos prometían tan felices, que convertían en casta todo lo que desafiaban a la izquierda y a la derecha, aunaban desde desencantados por la crisis, hasta ufanos ninis; así que los compañeros de departamento de Ciencias Políticas, desde su bunker sectario, inventaron el invento de convertirse en telegénicos, y trataron de organizarse, rodeándose de círculos, asambleas, mareas y botoneros de social media.

Unos comunistas que arrastraron tras de sí tanta anarquía hispana, y que pretendían tomar el Palacio de Invierno, con un bisoñé "pret-á- porter" de revolución bolivariana, le han dado tantas vueltas al chicle, que viven unos días de lastre, convocando a toda pastilla su comité central, en su moderna denominación, porque los dedos se les han vuelto huéspedes, y sus deslealtades hamletiana ganan en su querido "prime time".

Iglesias que es de los que convierte en política todo lo que toca, entiéndase bien, es un comunista joven, de la vieja escuela, que se permite escuchar como consejero áulico, hasta el ex falangista Anguita, como le solía llamar Santiago Carrillo, algo sabría, quién lo encaminó a la alcaldía de Córdoba. Pablo Manuel, cual se dice en los manuales clásicos del marxismo, ha puesto mucha táctica y poca estrategia en su liderazgo, quizás tan entusiasmado estuvo en la historia de sobrepasar al PSOE, que se le olvidó la parte anárquica del PCE, capaz de ser un instrumento extraordinario en la obediencia clandestina en el franquismo y en subyugar a las masas gobernando, hasta un follón andante cuando se vieron las caras en asambleas abiertas.

Desde el primer momento de la construcción de Podemos, cuando las expectativas sociales le eran muy favorable, me barrunté y lo escribí, que el gran problema que le sobrevenía era saber crearse en el día a día de una organización política, dónde la norma diera democracia a las ideas que confluyen con distintas energías y la disciplina controle la ambición. La verdad, lo que hemos visto, es mucho Vista Alegre, demasiado tararí para tan poca letra, mucho High School Musical para tener que interpretar Los Miserables, y a los inestimables consejeros televisivos Echenique y Monedero, dando a todo el mundo más recetas que Alguiñano, sin digerir su propio potaje.

El doctor Pablo Manuel, ha fabricado su Mr. Hyde, y cuando más entretenido estaba cambiando pañales y haciendo vigilia paterna, sus horizontes más que de confluencias de la izquierda, apuntan a un laborioso entramado de puntos de fuga, qué, o se arreglan, o a la Santísima Trinidadla derecha le han puesto la alfombra roja, para que tengan su mayo florido, y consigan emular el trabajo que le hizo a Aznar, Julio Anguita.

 

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