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Miopía

Asistimos a una crisis de miopía política bastante severa que nos aleja de la gente y de lo cotidiano en demasiadas ocasiones, casi a diario. Y es que ese defecto óptico que consiste en atisbar con definición en las distancias cortas y estar incapacitado para ver en la lejanía a veces nos hace perder la perspectiva de nuestros problemas reales. Y es que parafraseando a Tagore a veces los árboles no nos dejan ver el bosque y morimos presos de cortoplacismo.

Asistimos a un tiempo político y social nuevo surgido de una crisis económica muy fuerte que ha servido como excusa para agudizar las diferencias entre los más poderosos y los desclasados, instalando una brecha de desigualdad cada vez más difícil de cerrar, que ha propiciado la pérdida de derechos y de sueños, que ha abierto la puerta del miedo y la zozobra respecto a nuestro futuro. En estos tiempos de precariedad laboral, de incertidumbre, de vorágine tecnológica, de instalación del cambio climático en el patio de nuestra casa, tenemos por delante retos muy importantes. Y la política debe dar respuesta a toda esta problemática.

En nuestro país asistimos al desmoronamiento de la izquierda, presa de tacticismo, partitocracia y adanismo, imbuida de organicismo y falta de altura de miras. En unos tiempos en que la política ha sido conquistada por las emociones y la razón no prima en las grandes decisiones, echo de menos una segunda transición política en la que los partidos con valores democráticos sean capaces de poner rumbo a nuestra Ítaca particular.

Y es que una vez que se azuzan los sentimientos y se impulsa a pensar con las tripas y no con la cabeza, es muy difícil dar marcha atrás; una vez que nos han convencido de que el enemigo es nuestro semejante(el inmigrante, la mujer) en vez de los grandes intereses económicos, estamos perdidos. Y nos hallamos inmersos en una guerra de banderas y de identidades, como ocurre con la situación de Cataluña, por ejemplo, que nos ha hecho olvidar que los recortes sociales comenzaron justamente en esa comunidad autónoma o que el clan de los Pujol saqueó durante décadas las arcas catalanas.

Y estamos pendientes del destino de un dictador en concreto como Nicolás Maduro, distracción que nos hace desviar la atención del auténtico interés que hay detrás de esta operación que no es otro que la importación de petróleo de Venezuela y la cruda realidad del agotamiento de los recursos energéticos fósiles. Ese es el verdadero escenario que nos llevará en muy pocos años a una crisis energética sin parangón si no apartamos los árboles y oteamos el horizonte del bosque de la realidad.

Y es que en breve si no actuamos contra el cambio climático que no es una amenaza, sino una certeza, los partidos políticos que juegan al ajedrez con nuestras emociones, no tendrán ningún sentido porque el ser humano será la próxima especie en peligro de extinción. Y sí, tengo que confesar que Nicolás Maduro me resulta impresentable y que la democracia es mi fe, pero se me antoja absolutamente inaceptable que las grandes potencias militares y económicas(EEUU en este caso)enarbolen la bandera de la libertad para especular una vez más con los recursos naturales que son patrimonio de todos. Y mientras nuestro futuro se juega en una partida de cartas, nosotros seguimos apostando a ver quién tiene la bandera más grande....

Pero hay esperanza...la miopía tiene solución. Sólo se trata de ponerse las lentes de la razón y enderezar el rumbo de nuestro futuro...

Vamos a ello...

[cabezon name="Encarnación Páez" designation="Alcaldesa de Villanueva de Tapia" img="paez" /]

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