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Enero, de vergüenza

Siete mujeres han fallecido, en los primeros dieciocho días de enero. Solo en dos casos sus asesinos han optado por el suicidio. Por más que nos empeñemos no se trata de una lucha entre mujeres y hombres a secas. Hay algo más en donde nuestros responsables de gobierno no entran. No quieren entrar. No es solo violencia machista, es falta de formación tanto en el hombre como en la mujer, así como falta de escrúpulos de unos medios de comunicación que no dudan, por obtener audiencia, en dar la imagen frívola, superficial y aparente de las relaciones entre hombres y mujeres. Hemos de tener en cuenta que en el año dos mil dieciocho el veintidós por ciento de los asesinatos de mujeres los cometieron reos reincidentes.

Atajar esta lacra social solo se puede realizar desde la formación en la escuela, que no es adoctrinamiento, y desde las instituciones penitenciarias. Es triste, penoso e impropio de un estado de derecho que aun cuando un convicto tenga un informe contrario de instituciones penitenciarias salga en libertad condicional y asesine a una mujer.

También está fuera de lugar que se simplifique un problema de la magnitud social que es, el asesinato de mujeres por hombres, a culpar a cualquier partido de los crímenes cometidos, como hacia Teresa Rodríguez refiriéndose a Vox. Por esa regla de tres los partidos en el gobierno tendrían que asumir que son cómplices del veintidós por ciento de los asesinatos de mujeres cometidos por los reincidentes, e inductores del resto de asesinatos por no haber adoptado las medidas necesarias para impedirlos. Medidas que afectan a los diversos estamentos de la sociedad: educación; legislación; ejecución y punibilidad; instituciones penitenciarias y el apoyo familiar y social que impida que una mujer llegue al extremo de autodestruirse por la presión de un descerebrado.

Una vida humana es tan importante que las palabras, medidas, decisiones y actuaciones que tomen las personas que deben protegerla han de tener el carácter de objetivas, convenientes y ejecutables, nunca de utópicas y demagógicas.

Las decisiones que se tomen sobre la vida de las personas, su protección y desarrollo constituyen el resultado de un pasado, el asentamiento de un presente y la cimentación del futuro. Quien odia el pasado, no asienta el presente y desdeña el futuro.

 

[cabezon name="Fernando Guerrero" designation="Ensayista" img="guerrero" /]Ausente.

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