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Una obra de Uma Editoral obtiene uno de los premios de Edición Universitaria al mejor libro

Una obra de Uma Editoral obtiene uno de los premios de Edición Universitaria al mejor libro

Obra premiada./ UMA

El ejemplar galardonado ha sido reconocido como “un buen estudio de género y clase sobre el Franquismo y la Transición"

MÁLAGA - Los XXII Premios Nacionales de Edición Universitaria, que entrega cada año la Unión de Editoriales Universitarias Españolas (UNE), se han resuelto con la concesión de uno de sus galardones a una de las obras publicadas por UMA Editorial en el pasado año. De las doce categorías, ha sido en la de mejor monografía de Ciencias Jurídicas y Sociales donde la obra firmada por la investigadora, Eider de Dios Fernández, ha recibido dicho reconocimiento por ser, en palabras del jurado, "un buen estudio de género y clase sobre el Franquismo y la Transición, que destaca por una buena elección del tema".

Sirvienta, empleada, trabajadora de hogar. Género, clase e identidad en el Franquismo y la Transición a través del servicio doméstico (1939-1995), que ya obtuvo el premio Victoria Kent en 2017, describe a lo largo de ocho interesantes capítulos cómo, en un primer contexto, durante la II República se dieron mejoras legales en el servicio doméstico de forma que sindicatos como la CNT y la UGT prestaron atención a las trabajadoras por medio de la creación de secciones específicas para ellas. Secciones que promovieron varias movilizaciones tras la Guerra Civil, que marcaría el inicio de un periodo de represión a estas mujeres.

La obra, editada en la colección 'Atenea. Estudios de Género' de UMA Editorial, describe "las chachas sindicalistas" como el mejor ejemplo del desorden social, por lo que el régimen quería establecer un tipo de servicio doméstico que consideraban tradicional y que se asemejaba más a una especie de semiadopción en régimen de internado. En este sentido, el libro revela como al servicio doméstico se le excluyó de toda normativa legal. Había dejado de ser un trabajo, se trataba de un acto de buena voluntad ejercido por ambas partes: una familia humilde depositaba a su joven hija al servicio de otra familia de posición desahogada y esta debía brindar a la muchacha, aparte de la manutención, ciertos conocimientos. Sin embargo, el servicio doméstico durante el primer franquismo no sólo funcionó como una estrategia de supervivencia para las clases populares vinculadas con los/las perdedores/as de la guerra, también era un medio de reeducación de estas clases sociales.

Según señala la investigadora, las chicas que desde finales de la década de los cincuenta entraron en el servicio doméstico ya no lo hicieron como estrategia de huida de la represión y de la miseria sino como una forma para emigrar y mejorar sus expectativas de juventud. Su actitud había cambiado al igual que lo había hecho la relación con sus patrones. El cambio se simbolizaba en la empleada de hogar, un nuevo agente histórico que iba en relación al nuevo modelo de mujer, la mujer trabajadora. Los medios de comunicación fueron conscientes de estas modificaciones y, por ello, durante las décadas de los sesenta y setenta se hicieron una gran cantidad de películas con la temática del servicio doméstico, cuyo máximo exponente fue Gracita Morales.

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