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Una de cal, y muchas de cieno político

El Gobierno como los enfermos está en la lista de espera, con polvorones o con cava se doblan apuestas para que surja, el Belén que tienen armado los dirigentes españoles, dependientes e independientes, nos tiene hastiados por su incapacidad política, que no quiere decir de vivir de la política, encima las tropas de comentaristas, aburren más que jugar una mano de dominó con el seis doble ahorcado.

Mi ensimismamiento durante casi toda mi vida por la actividad política, mi firme creencia en su valor, el hecho de haber tomado partido desde que asumí mi militancia socialista pronto, no me impide ver con la misma desazón que el común de los ciudadanos, el extraño laberinto que estamos viviendo, dónde se imponen las trincheras por encima de las razones. A la fuerzan ahorcan, y espero que sin saltarse la delicada línea roja, podamos formar gobierno, pero el pero, es tan pero, que amén del mandato del pueblo y el encargo del Rey, pienso en el día después, y no le arrriendo las ganancias a Pedro Sánchez, y sobretodo a Nadia Calviño, que debe mejorar a Pinito de Oro, haciendo equilibrios con la Economía.

Si las cosas fracasan, formar gobierno, poder gobernar, o tomar las italianas formas del un cambalache sin fin, aunque el funanbulismo pudiera dar cuerda a los opinantes. Me apunto a la cháchara del común de los vecinos, que con tino devastador, apuntan a que los actores de la imposible gobernabilidad den un paso atrás y surjan nuevos espíritus de políticos con otra impronta, que se ofrezcan capaces, y pongan como objetivo único el entendimiento para gobernar la España constitucional, que tanto costó construir en el inmenso trabajo de salir de la Dictadura.

Propios y ajenos, castizos y recién llegados, por herencia, inercia, creencia, novedad, o aviesas intenciones, están desparramando aburrimiento y distanciamiento de los mejores valores de la acción pública. Es verdad, que las crisis económicas hacen crecer los fantasmas, que la Tierra aplanada, nos ofrece un panorama geopolítico de líderes de lamentables valores y condiciones, y un alejamiento del poder político del control de los poderes económicos. Pero eso no empece a que aspiremos a gobernantes de sacrificio, de consensos difíciles, de ejemplar vocación, y no a un elenco de políticos de piscifactoría, domeñados por las encuestas, por los expertos en másteres de sociología electoral, las fidelidades de la cohorte y el sectarismo grupal.

Necesitamos la de cal, porque las cargas de cieno, están haciendo el caldo gordo al neo-golfismo económico, al que le omito ponerle liberales, que como todo capitalismo que se precie lo que pretende es buscar que se desprecie la acción de la política pública, y eso no lo pueden consentir los demócratas, o personas que se precien de llamarse de izquierdas.

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