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El transfuguismo cotiza al alza

Esta semana afortunadamente el alcalde de Málaga Francisco de la Torre se ha reincorporado a su trabajo después de superar un problema de salud.

Una de las primeras emergencias que tiene que atender (además de los cambios de fase del confinamiento en la ciudad) es evitar que el transfuguismo de Juan Cassá se convierta en fuente de inestabilidad para la ciudad más importante de España gobernada por el Partido Popular.

Cassá ha abandonado Ciudadanos aludiendo que el partido ahora es diferente (como si no hubiese dado tumbos durante la presidencia de Albert Rivera). Pero justo lo hace cuando Inés Arrimadas se acercaba a Pedro Sánchez (acercamiento que ya veremos si es duradero tras los pactos de PSOE con Bildu). No tendría sentido político que se marche de un partido que se acerca al PSOE para dar precisamente la alcaldía a los socialistas. Pero ya me he manifestado en varias ocasiones que creo que él realiza sus movimientos en base exclusivamente de intereses personales. Una persona que califica de liberal, por ejemplo, el apoyo de la construcción del hotel en el puerto solo porque se mueva dinero, deja entrever su nivel de conocimiento en materia de teoría política. Recuerdo cómo el concejal Juanjo Espinosa le preguntó en un pleno que si le podía citar algún intelectual liberal que sostuviera su discurso. Silencio en la sala.

El portavoz socialista Daniel Pérez ha dicho recientemente que se ha reunido con el tránsfuga, pero como lo ha hecho también con el alcalde o con el presidente de la patronal. Hombre, la legitimidad de unos y el otro es bastante diferente. Sobre la posible moción sigue guardando silencio. Una operación así no se puede anunciar previamente, sin tenerla del todo atada. Y atar algo con un traidor siempre es un riesgo, porque hasta el último segundo puede volver a traicionar. Y eso el portavoz socialista lo tiene que tener muy claro.

Pero estremece que De la Torre ofrezca ahora a un tránsfuga lo que no le dio su propio partido: la entrada en el gobierno municipal. Además de que habría que ver cómo se lo tomaría el partido naranja, hay algo grave en esta oferta, y es que sitúa al que ha traicionado a sus votantes en lo que sería un alza bursátil. ¿A quién puede apoyar un edil que incumple su firmada carta ética y no entrega el acta? Pues al que le dé más. Y entrarán en puja PP y PSOE por llevarse el gato al agua.

Y la democracia malagueña perderá. Porque no sé que partido ganará, pero sí que vencerá la peor opción de las posibles, ya que el triunfador de todo esto (además del propio traidor) será quien mejor haya sabido comprar al tránsfuga.

Decía el historiador y militar ateniense Tucídides que «los individuos están permanentemente guiados por razones de honor, temor o interés propio». Pienso que el alcalde en esta generosa oferta a Cassá se mueve sobre todo por temor a esa posible moción de censura. Si el PSOE propusiese una moción de censura, que tendría que incluir inexorablemente al tránsfuga, demostrará que no se guía por razones de honor. Cassá ha constatado demasiado bien cuál de las tres guías de Tucídides es la que sigue.

[cabezon name="Gonzalo Sichar" designation="Presidente de Innovaética y delegado de Andalucía del Hispanic American College (HAC)" img="sichar" /]

 

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