Inicio Opinión

Malos tiempos para la lírica

Hace unos años tuve el privilegio de compartir mesa y mantel con Germán Coppini y la suerte de iniciar una amistad con él, un ser puro, inteligente y comprometido. Hoy he querido empezar esta reflexión con un recuerdo hacia este músico singular y hacia el mítico grupo Golpes Bajos, hacedores de música alternativa, culta e innovadora. Sin ánimo de ser pasto de la nostalgia y melancolía ni caer en el "topicazo" de que cualquier tiempo pasado fue mejor, sí que es cierto que en los 80 teníamos todos los sueños por estrenar y nuestro país empezaba una etapa ilusionante y esperanzada donde la política tenía altura, la cultura era una bandera y la libertad rezumaba por los todos los poros patrios. Cuarenta años después, la clase política es la más mediocre que podíamos imaginar; se ha degenerado el lenguaje, el compromiso y la honradez y la ideología brilla por su ausencia.

Hemos pasado de una democracia esplendorosa a una partitocracia espeluznante, donde mentir es gratis y saquear las arcas públicas sale muy barato;el descrédito y la desesperanza se han apoderado de los gobiernos liderados por incompetentes o soberbios descerebrados. Esta semana hemos asistido a un lamentable espectáculo de locura colectiva, con el asalto al Capitolio por los acólitos del peligroso Donald Trump. Si eso ocurre en uno de los países más influyentes del planeta, la democracia corre un serio riesgo de ser vapuleada. Acercándonos a nuestro terruño y, salvando las distancias afortunadamente, tampoco el asunto de lo público funciona muy bien por estos lares, donde esta pandemia ha hecho aflorar la incoherencia, la falta de previsión y la política de la publicidad por encima de la eficacia y sensatez.

Tenemos un gobierno de izquierdas que vive alejado de la realidad, que desconoce la dura lucha de los autónomos y las pequeñas empresas para subsistir en estos tiempos tan complejos, que ha creado un recurso para los más necesitados (el ingreso mínimo vital) que no llega, ahogado en trámites burocráticos absurdos; un gobierno que no reacciona frente al abuso de la s grandes compañías eléctricas en un invierno tan crudo como éste; un gobierno en definitiva, que perdió el norte. Y, lo peor de todo, es que no hay una opción razonable, pues los partidos políticos de la oposición dan pavor por su falta de rigor y de seriedad, transidos de un peligroso populismo. Bienvenidos a la fiesta de los maniquíes....

Porque hoy sigue siendo lunes, os deseo ánimo y fuerza.

A Santiago, por ser y estar.

[cabezon name="Encarnación Páez" designation="Abogada" img="paez" /]

Ir ARRIBA