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8-M, igualdad también es responsabilidad

Hay muchas maneras de reivindicar la igualdad, pero todas han de pasar por creérselo. A estas alturas de siglo nadie es España que tenga más de dos neuronas cuestiona la igualdad entre hombres y mujeres, aunque también es cierto que siempre quedarán los de una neurona, media o ninguna.
Pero haciendo uso de las neuronas, al menos de esas dos, y de la memoria, si se tiene, habría que cuestionarse autorizar manifestaciones por el 8-M cuando aún estamos en plena pandemia.

No parece que ni el Delegado del Gobierno en Madrid ni las convocantes, que no convocantas, tengan más de dos neuronas, quizás ni una. Después de la metedura de pata del año pasado, cuando el número de neuronas que habitan donde debía ir alojado el cerebro no llegan al plural no se mete la pierna se mete la pata, este año podían haber sacrificado el jolgorio callejero por otras iniciativas más ingeniosas.

Pero no, hay que reunirse, cantar y chillar y lo peor, hacer que muchas mujeres y hombres que creen en la igualdad y trabajan por y para ella, sientan la vergüenza ajena por lo que año tras año protagonizan algunas exaltadas con mensajes que nada tienen que ver con lo que reivindican.

Autorizar manifestaciones de 500 personas, además de ser una irresponsabilidad, es una falta de respeto a la sociedad de la que también forman esas mujeres a las que en el último año le hemos obligado a cerrar sus negocios, muchas perdiendo su empleo y a las que, a diferencia de otros países de Europa, el Gobierno de España ha abandonado a sus suertes con el silencio cómplice de las que pretenden patrimonializar algo que es cosa de todos.

Pero hay mujeres y mujeres, están las que creen en la igualdad, se sienten iguales, emprenden y trabajan tanto o más que los hombres, y luego están las que necesitan de la desigualdad para seguir justificando su chiringuito, su subvención y su frustración personal. De las primeras no se han acordado las segundas durante este último año, ni de las mujeres a las que insultan porque no son de izquierdas. A esas las excluyen de sus reivindicaciones igualitarias con su silencio, desprecio e incluso insulto.

Mujer también es la policía nacional pateada hace escasos días por las hordas comunistas que incendiaban las calles, sin que ninguna de las que el 8-M vociferarán hasta enmudecer tuviese un recuerdo de apoyo hacia ella.

Este año hay otras formas de celebrar el 8-M, y es hacer de ese día todos los días del año, reivindicando la igualdad sin excluir a ninguna mujer por sus ideas o su profesión. Salir a gritar igualdad y vivir en el sectarismo, este año, y por salud pública, nos lo podíamos ahorrar.

[cabezon name="Joaquín Pérez Muñoz" designation="Abogado" img="JOAQUIN" /]

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