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El Tiranosaurio del solar del Astoria

Los fenicios que duramos casi al infinito, entre copa y copa malaguita, durante años, tenían algunos por oficio llevar el trato de la venta del Astoria, ocupación nada baladí, para la que nadie daba poderes, pero que daba un caché de molar, tú no veas. Al final, después de un revoltijo, cayó el primo, el ayuntamiento, pero los fenicios lugareños nunca estuvieron en el lío, se quedaron a dos velas y, perdieron la gallina.

Decían los más viejos de ellos, -parece mentira que Paco (el alcalde), con la de másteres de urbanismo que ha hecho, desde los azules a los gaviotas, le hayan soltado la tostá por un pastón, para que se hagan agujeros arqueológicos, vaya "timario"...: Banderas, hotel del paraíso, auditorio, cultubussiness mix, concurso de malas ideas, toda una panoplia de despistes para defender el costo astronómico de la adquisición.

Después de no encontrar las Joya s del Nilo, para darle lustre a la inversión del extraordinario Museo de las Joyas, pasen y vean, treinta y equis millones tirados. El Astoria no podía ser una nueva película de los despilfarros de Paco y, mira por dónde, los restos del pasado son más consistentes que las ocurrencias de andamios.

Mi amigo prehistoriador, buscador de huesos petrificados y cuernos de mamuts, en paisajes sin paisanaje, está que trina, porque los ensayistas arqueólogos se han apoderado de los viejos solares de la Ciudad del Paraíso, a lomos de la extraordinaria nómina funcionarial de buscar y, juntar teselas del "difuntaje" histórico de Andalucía.

Un día, mi Picapiedra de cátedra, entre conversa o ensoñación, me expresó la ilusión, de que un día la piqueta ahonde y, se encuentre el cráneo del horrible tiranosaurio rex de la Malagueta, ese día, decía se me tomará en cuenta, será ideal para el cine el solar del Astoria, iniciaremos con Paco, el viaje al centro de la Tierra, porque mientras escarbamos los gastos olvidamos.

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