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El ritmo de la vetusta provincia

La vertiginosa aceleración de nuestro crecimiento poblacional, trabuca el hecho de que en la provincia malagueña muere más personas que nacen anualmente en un 20%. Solía dar los datos semanales en el pasado siglo de la Ciudad, para evitar triste apuro de dar los decesos, elevaba la potencia de mis palabras para alegrar con el aumento de los nacimientos. Me gustaría pensar que al hacernos una comunidad de más canas, eso iría en beneficio de la cordura colectiva, pero ni por esas nos templamos. Basta contabilizar las páginas cotidianas, aquellas antiguas de sucesos, para atisbar la inconmensurable corriente sumergida que subyace en escenario apagado de la delincuencia.

Con la amenaza inmanente de la "violencia obstétrica", modelo ministra de Galapagar; prefiero que nos falten parteras y pediatras, antes que médicos de primaria y geriatras. Pero aunque en el INSALUD nos faltan de todos, para mis años faltan más en proporción.

"Un hijo que nace, hace olvidar a tres que yacen", viene en el refranero. El nacimiento nace con locura, pero a veces continúa en los quinquenios de los pies arrastrados. Los peluches se almacenan den los desvanes y a los chupetes les ganan las mascarillas, para tapar la belleza de las arrugas.

Suelo hablar de la falta de nidos, del disparatado precio de ellos; la existencia de ninis por solución nos cercenan la esperanza; los alimentos, hasta los de las mascotas, han subido su precio el 17%, casi diez puntos por encima de la inflación. Las pocas luces que nos iluminan, nos invitan a discurrir que hay que ponerse las pilas de alumbrar. Por todos los medios hay que tomar cuerpo en el asunto, con un nuevo "Plan Marcha" hacia el Materno Infantil, porque de lo contrario no cundirán las manos para acarrear tantos R.I.P.s en la provincia más vetusta.

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