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Política-ficción

"Una cosa no es justa por el hecho de ser ley. Debe ser ley porque es justa"
Charles Louis de Secondat.

Hoy quiero rendir homenaje a uno de los filósofos y tratadistas más relevantes de los siglos XVIII y XIX, el padre de la política moderna, bajo mi humilde parecer: el Barón de Montesquieu.

Cuando se publicó El espíritu de las leyes en 1748, se disertó sobre la separación de poderes como contrapeso frente al absolutismo. Montesquieu se basó en los modelos inglés y germánico para reivindicar un control del poder por el mismo poder: el poder legislativo reside en el Parlamento, directamente elegido por el pueblo, aunque originarinariamente el sufragio fuera censitario y no universal...el poder ejecutivo reside en el Gobierno, que debe escrupulosamente gestionar en base a las leyes aprobadas por el legislativo...y el poder judicial, encarnado por los jueces y tribunales, mandatados para hacer cumplir las leyes emanadas de ese espíritu popular consagrado en el Parlamento.

Pues bien, esta sacrosanta división de poderes es absolutamente ficticia en nuestro país...
Desde el momento en que una ex ministra de justicia es nombrada Fiscal General del Estado, teniendo en cuenta que el Ministerio Fiscal se rige, entre otros, por el principio de jerarquía, supone una grosera intromisión del poder ejecutivo-político-partidista en la justicia. Si a ello le añadimos los bloqueos políticos en las renovaciones del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, atendiendo a equilibrios progresistas-conservadores, según el número de escaños conseguidos, estamos abocados a la contaminación del Poder Judicial, uno de los pilares fundamentales de un estado de derecho, pues debe ser imparcial y objetivo.

Traigo estas reflexiones a colación de los tan cacareados indultos de los condenados por el denominado Procès. Me gustaría manifestar que, al igual que en su momento consideré, en mi exigua experiencia jurídica, que no existía delito de sedición y que realmente se trataba de presos políticos, hoy tengo que confesar que no estoy de acuerdo con el indulto político, pues compete al Consejo de Ministros su aprobación, de los condenados...ello no está basado en la paz política en Cataluña ( a nadie le importó la polarización y la execrable división provocada por unos ineptos y nepotistas políticos) sino en la garantía de los acuerdos necesarios para seguir gobernando a nivel nacional y/o autonómico. Realmente los indultos me parecen un impuesto revolucionario a abonar por el PSOE y Unidas podemos para tener opciones de gobernar con los independentistas en caso de una muy probable(ganada a pulso) minoría parlamentaria en las próximas elecciones...

Y es que decisiones como ésta, tan alejadas de las verdaderas necesidades de la ciudadanía, colocan a la política es una especie de ficción animada, huera y extraña.

Porque, como dijo nuestro Barón de hoy:
"Para ser realmente grandes hay que estar con la gente, no por encima de ella" Y creo que las leyes se han quedado sin espíritu...y los gestores sin coherencia ni corazón.... Porque hoy sigue siendo lunes medieval, os deseo mucho ánimo y mucha fuerza... A César, esperando que no vea tan enojada en esta reflexión...

[cabezon name="Encarnación Páez" designation="Abogada" img="paez" /]

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