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Excursión en patera

Hace cuatro años en Archidona se improvisó un Centro de Internamiento de Extranjeros exprés en el que se acogió a más de 600 argelinos en condiciones infrahumanas. La cárcel de Archidona no había podido ser habilitada aún para su uso penitenciario pues no contaba con agua potable y carecía de las licencias reglamentarias. Sin embargo, por parte del Ministerio del Interior no hubo empacho en privar de libertad durante casi dos meses a estas personas que sólo habían cometido el "delito" de no contar con un expediente administrativo concluso y en regla.

Hasta ese momento probablemente no fui consciente del profundo drama que hay detrás de la inmigración; estoy convencida de que nadie que se encuentre en unas circunstancias sociales y económicas desahogadas emprende un camino tan peligroso e incierto como es el que le conduce a la soñada Europa. Vivimos cómo a 15 minutos de nuestra casa se custodiaba con policía antidisturbios a unos pobres extranjeros cuyo pecado capital había sido buscar una mejor oportunidad de futuro para sí y pasa sus familias. Imaginé que algo similar pudiera ocurrirles en esta incierta vida a mis hijos: por carencia de documentos ser encerrados en condiciones insalubres e infrahumanas, sin conocer el idioma ni poder comunicarse con nadie. Me pareció simplemente aterrador.

En los últimos tiempos me preocupa extraordinariamente la ola de xenofobia y de racismo que sacude nuestro continente y el mundo en general con paladines tan esperpénticos como el por fin no presidente de Estados Unidos Donal Trump o Jair Bolsonaro, Presidente de Brasil, así como todas las fuerzas de ultraderecha que emergen en Europa. Los movimientos migratorios son consustanciales a la existencia de la humanidad, desde sus orígenes. No es nada novedoso. El problema surge cuando los movimientos se producen en las clases desfavorecidas y pobres: se ha instalado en nuestra sociedad la aporofobia racista y xenófoba.

En estos meses estamos asistiendo a la llegada masiva de inmigrantes a Melilla y Ceuta y a Canarias; un flujo que se ha incrementado en más de un 600 % desde el año pasado. El Estado habilita campos(de concentración?) . Estamos asistiendo a un problema grave e importante, cuya solución debe ser acometida desde la Unión Europea en su conjunto y a nivel internacional. Es innegable que la crisis sanitaria, social y económica provocada por el COVID 19 va a acrecentar este drama humanitario. Estamos hablando de personas muy vulnerables, en el último estadio de la pobreza...y los miramos como enemigos de nuestro país....los extranjeros que entran pertrechados con cuantiosas cuentas corrientes no son molestos...nos fastidia contemplar al pobre...y eso se llama ruindad. Y es que odiamos al "morito" y le hacemos reverencias al jeque que nos visita o compra equipos de fútbol para blanquear dinero o hacer negocios especulativos ..

Yo me pregunto...si organizamos una " excursión en patera" en las condiciones en que ellos se desplazan,¿ habría voluntarios?
No se me escapa la existencia de mafias organizadas y que la trata de personas es uno de los negocios más lucrativos del planeta, pero, aunque pueda pecar de naîf, quiero seguir pensando que no hay personas ilegales...el dinero viaja en primera clase y las personas pobres vienen en pateras...y es que el dinero nunca tuvo corazón, pero quiero pensar que nosotros, SÍ...

Porque hoy sigue siendo lunes, os deseo ánimo y fuerza.
A Santiago, por su mano jurídica y humana tendida hacia los débiles y hacia mí..

[cabezon name="Encarnación Páez" designation="Abogada" img="paez" /]

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