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Hasta el rabo, hay toro (las secundarias del PSOE)

Una de las obviedades con la que se inundó nuestra lengua, es ésta del rabo, los círculos de los toros repartidos por la Península, han desparramado sentencias aquerenciadas en su mundo, para hacer trascender su intelecto de almohadillas hispánicas; poco hay que añadir a lo de la música callada del toreo, porque la supuesta musa trafica entre moscas y malos olores a 40º en la salpicada seda del ¡arrimaté! Y encima te pueden dar con la cola un latigazo.

Por vergüenza política, los socialistas andaluces, nos podíamos haber ahorrado nuestra gran fiesta de la democracia, por la que tanto nos felicitamos, aunque vayamos a ella a degüello; pero la hoja de ruta de Susana, era la de no nos haga llorar más por ti, así que se resolvió el dilema en el callado run run de las casas del pueblo.

Ahora que tenemos las espadas dispuestas, para batirnos el cobre con las tropas derechistas, para desalojarlos de nuestro querido palacio de San Telmo, tendremos que dar más vueltas a la noria hasta agotar al mulo, la secretaría general del PSOE de Andalucía, así que hasta el rabo, salvo estofado, hay toro. Se trata, hasta la angustia, de conservar el mando de los socialistas andaluces. Me llamaron siempre la atención los despidos laborales a la americana, tu caja de cartón y hasta nunca ver. El problema es que en la sede de San Vicente se han acabado las cajas de cartón.

Desde las primarias federales de 2017, la apuesta de Sánchez por el Alcalde de Sevilla, ha significado una subida porcentual de su grado de aceptación entre la militancia andaluza de un 28 por ciento, del 30 al 58, en detrimento de Díaz, pobres barones respondones.

Como malagueño, nada me ha sido curioso, 101 localidades de la provincia, 101 votos de diferencia a favor de la candidatura de Susana. Málaga siempre ha sido un poco vaga para los cambios, a pesar del Parque Tecnológico, se vivió con intensidad y denodada resistencia, la batalla de renovadores y guerristas, nuestros mandatarios locales han sido siempre de duralex o aguantaban más al cambio que un jarrillo de lata. Así nos fue.

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