El cáncer una vez más sega la vida demasiado pronto de un hombre que era un referente de la moda española, trasgresor, polémico, único. La enfermedad se lleva a los mejores pronto, muy pronto, hace pocos meses a Pablo Ráez, hace pocos días con sólo 51 años al periodista Carlos Capdevila...
Por experiencia propia se que la muerte no avisa, que a veces no hay siquiera la preparación del deterioro y calvario de una larga enfermedad. Por eso, cuando llega, sea prevista o repentina, el dolor y la desazón te dejan bloqueado, triste e incapaz de asimilar por qué sucede, más aún cuando la vida que te arrebatan está aún por explotar, por vivir y por lograr tantas y tantas metas soñadas y que ya jamás serán alcanzadas.
En esta vida de inmediatez, de redes sociales, petardeo en muchas ocasiones, de frivolidad y escasa introspección... muertes como la de David Delfín o Pablo Ráez, apenas un chico que tenía todos los mimbres para ser un gran hombre... me hacen reflexionar y volver a valorar lo importante de la vida.
Salud para poder ver crecer a los míos, para amar, para valorar que la vida es algo más que vanas preocupaciones. Optimismo, porque pese a los baches que encuentras en tu día a día, las decepciones que te llevas con personas que amaste o admiraste, pese a la maldad que a veces ves a tu alrededor, la vida ofrece siempre su lado positivo, solo hay que saber verlo, apreciarlo y tomarlo de la mano.
Para la familia y amigos de David Delfín mi más sentido pésame, profesionalmente estaré con ellos estas dolorosas horas, así es el periodismo, oficio que tanto amo y que te recuerda que hay estar en las duras...y en las maduras.
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