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El insulto y la mentira

No creo que en el siglo XXI un país se pueda construir sobre el insulto y la mentira. Bueno tampoco lo tengo claro. Aunque estemos en la época de la comunicación no sabemos cuál es falsa y cual verdadera. Por ejemplo, en este lio de Cataluña en el que nos han metido una minoría de catalanes apoyados por otra minoría de las denominadas izquierda progresista no se ha parado de repetir la famosa frase de "el derecho a decidir". Han tratado de convencer a Europa entera que el Gobierno Español les impedía el derecho a decidir. Siento repetirlo pero de tanto escucharlo me sale solo.

Pero nadie hablaba de la necesidad de que el asunto sobre el que se ejerciera el derecho a decidir (disculpen) tiene que ser obligatoriamente legal, licito y cumpliendo las normas establecidas en nuestro estado de derecho. Nadie en esta sociedad de la comunicación manipulada dice las cosas como son realmente, pues entonces se perdería por parte de los poderes la capacidad de manipular esa información y tratar de dirigir la voluntad de los ciudadanos hacia una tendencia u otra. Pero sí por ejemplo decimos que quienes han declarado la independencia en Cataluña son unos presuntos delincuentes, respetemos el estado de derecho, en principio es poner una base clara para establecer los criterios que unos y otros aplicarían. ¿Por qué son delincuentes? Muy sencillo: han delinquido. Es decir, ha quebrantado la ley. ¿Qué ley? La norma Constitucional por la que se rige nuestra democracia y que obliga a todos los poderes públicos y a todo el territorio de España y que está en vigor desde 1978.

Por cierto, otra frase que esta izquierda progresista hace que se bambolee como consigna despectiva de quienes hicieron la transición: régimen del 78. Hay que cambiar la Constitución establecida por el régimen del 78. ¿Se han leído la Constitución Española? ¿O aprovechan la ignorancia que el ciudadano tiene del contenido de nuestra Constitución para manipularlo? Es probable que pocas personas de las que salen a la calle en algaradas libertarias desconozcan el contenido del artículo 2 de nuestra Constitución: "La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran y la solidaridad entre todas ellas". El contenido de este artículo permite la implantación legal, previo acuerdos legales que los gobiernos establezcan de las formas más adecuadas respetando el contenido de nuestra Constitución. Quien pretenda una modificación de la Constitución sin límite está claro lo que pretende: Establecer una dictadura. Cualquier norma que regule las libertades de los ciudadanos, fomenta el ejercicio de sus derechos. En caso contrario caeríamos en las manos de quienes quisieran regular solo sus derechos, y entonces las libertades de los demás ciudadanos les molestarían pues impedirían sus fines espurios.

Es el caso del intento de proclamación de independencia de Cataluña. Han incurrido en un flagrante delito político y han pretendido con la ayuda de algunos medios de comunicación que el que parezca que ha infringido la ley es el Gobierno. Toda esta algarada política ilegal tiene desgraciadamente eco en los partidos independentistas y en la izquierda. Acusan de fascistas o falangistas a quienes defendiendo la legalidad, consientan encarcelar a los que han, presuntamente, delinquido que no son otros que los independentistas. Pero esto no es nada. Como dijo el ex ministro Borrell "se ha evitado la tragedia pero la comedia continua".

Lo peor de esta comedia que se inicia es que con toda seguridad se hará extensible a quienes piensen que España ha dejado de ser un país de charanga y pandereta para convertirse en un país de comediantes, tahúres y ciudadanos vanos incapaces de construir un mañana de prosperidad. Y todo por un puñado de votos.

 

[cabezon name="Fernando Guerrero" designation="Ensayista" img="guerrero" /]

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